viernes, 25 de febrero de 2011

De Colin Firth a Walter Brennan: Una conversación cinéfila vía las últimas dinastías inglesas

Colin Firth y la posterior "reina madre" (Helena Bonhan Carter)

Epistolario e-mail tras invertebrada conversación en torno al rey Jorge interpretado por Colin Firth en "El discurso del rey":

25-02-2011 18:45:13
De:
R.
A:
F.
Asunto: Últimas dinastías reales en el Reino Unido

Los nombres y dinastías que no sabíamos bien durante nuestra conversación de camino a casa son según Wikipedia los siguientes:

De Wikipedia

Reyes del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda y emperadores de la India:
Dinastía de Hanóver: Victoria 1837–1901 (se casa con Alberto de Sajonia)
Dinastía de Sajonia-Coburgo-Gotha [la que luego cambiaron de nombre-->Winsor]: Eduardo VII 1901–1910 (contrajo una enfermedad letal al poco de empezar por fin a reinar…)

Reyes del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y emperadores de la India:
Dinastía de
Windsor
Jorge V 1910–1936 (en la serie de TV "Arriba y Abajo" lo pintan un poco parco en palabras y bebedor, y en la película citada “muy amable” con su hijo pequeño)
Eduardo VIII 1936 (el ‘filoalemán’ que abdicó para poder casarse con la Sra. Simpson)
Jorge VI 1936–1952 (Colin Firth ;-)

Reyes del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte:
Dinastía de Windsor (continuación)
Isabel II 1952–actualidad

Saludos

F.

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25-02-2011 19:14:21
De: R.
A: F.
Asunto: Re: Últimas dinastías reales en el Reino Unido

En nuestros comentarios hemos acertado en casi todo, salvo en los nombres de las dinastías. No está mal.

Eduardo VII era el que se supone que tuvo como amante a la actriz Lily Lantry (no estoy seguro de que se escriba así). Como tuvo una larga vida principesca (es decir, como príncipe de Gales) y con pocas responsabilidades, se dedicó a las relaciones públicas. No se perdía festejo alguno.

Lily Lantry también era la musa del famoso juez del oeste Roy Bean. Según se cuenta en la película "El juez de la horca" (donde Paul Newman hacía un magnífico Roy Bean), un retrato de esa actriz presidía la corte del juez, que no era otra que el saloon del pueblo. Cuenta la anécdota de que condenó a la horca a un borracho que se le ocurrió, en su delirio etílico, disparar contra el retrato en cuestión. Ese personaje (real), el juez, también aparece en otra película anterior, "El forastero", protagonizada por Gary Cooper, donde el papel del juez lo hacía el magnífico secundario Walter Brennan (compañero cinematográfico de fatigas de Humphrey Bogart, en "Tener y no tener" - cuyo acertijo '¿te ha picado alguna vez una avispa muerta?', solo Bogart y Slim, la flaca Bacall, acertaron-, de James Stewart, en "El hombre Laramy" -donde le perdía el café- , de John Wayne, en "Río Bravo" - que hacía de viejo tullido, como él se definía, carcelero, etc...).

Juez Roy Bean [de magazineusa.com]


Ya no te canso más con esta manía que tengo de encadenar referencias.

Saludos

R.

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25-02-2011 19:20:10
De: F.
A: R.
Asunto: Re: Últimas dinastías reales en el Reino Unido

No me cansa, al contrario, es un ejercicio gimnástico mental que me es de gran utilidad. Permíteme sin embargo que para "fijar ideas" [a ciertas edades estos trucos de anotación me son indispensables....], lo acompañe del siguiente Diagrama de Flujo relacional que he elaborado ;-)

De Barrio Hamlet

Saludos.

F.


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25-02-2011 19:32:40
De: R.
A: F.
Asunto: Re: Últimas dinastías reales en el Reino Unido

Con el esquema que has hecho, parece que la información proporcionada tiene mucho más empaque e importancia.
Y a colación del esquema, se me ocurre alguna referencia interesante. Ese método de relacionar temas lo utilizan en la estupenda serie 'The Wire' (una de las calificaciones más altas en el IMDB), donde en un mural van poniendo todo lo que creen relacionado con el caso que tratan. Según van avanzando en la investigación, van incorporando los enlaces pertinentes. Al final de la investigación consigue un esquema mural que bien pudiera parecerse al que has hecho.
También utilizan ese método en la infame serie 'Flashforward' que recomiendo encarecidamente no ver. Tampoco merece la pena la novela de la que han tomado la idea, ya que en lo que respecta al argumento, en la serie, van por libre.

Y así podríamos seguir...

Saludos de nuevo,

R.
PD: Me he equivocado en la película donde Walter Brennan es compañero de James Stewart. Se trata de "Tierra lejanas", de 1954, y no "El hombre de Laramie", de 1955, como había indicado en mensajes anteriores. Cosas de la memoria, aunque en mi descargo, en ambas películas, el papel de James Stewart es prácticamente el mismo. Incluso se podrían intercambiar los personajes y las respectivas historias no se verían muy afectadas.

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25-02-2011 19:40:51
De: F.
A: R.
Asunto: Re: Últimas dinastías reales en el ReinoUnido


Descargado de culpa estás en desmesura. Y lo que dices, imagino a James Stewart siendo casi el "hermano gemelo" del anterior en ambas pelis...

Hasta otra,

F.



De Wikipedia

miércoles, 16 de febrero de 2011

Emociones positivas o el "si quieres puedes"

Acabo de acudir a una conferencia en mi empresa destinada a formadores internos, titulada “678: El número de la Ciencia”, impartida por Luís Castellanos, director de “Jardín de Junio”, ‘consultora estratégica de investigación en neurociencia cognitiva aplicada. Doctor en Filosofía y Letras y formación en psicología; formador de directivos y formador de empresas’.

Luís Castellanos
La conferencia empezaba con una gran diapositiva con el lema “678: Una mina de oro”. Hacía referencia al número de monjas de una comunidad católica creo que norteamericana, que sirvieron de muestra al Dr. David Snowdon para un trabajo sobre la relación de la longevidad con lo que más adelante definió como las emociones positivas tratadas y desarrolladas por ejemplo por el ‘gran experto mundial en emociones’ Antonio Damasio.
La muestra la podía el conferenciante considerar representativa por varios "indicadores controlados para un estudio que quisiera ser científico” (misma alimentación, iguales cuidados médicos, la misma forma de vida, no tener hijos ni sexo, con dedicación idéntica –la educación- y con un parecido nivel de formación).
Tras recorrer varias características que unían el comportamiento de esta muestra, a saber “la primera forma de acogida es la sonrisa”, “siempre abiertas a nuevas ideas y posibilidades (curiosidad encendida)”, etc. [no discuto la idiosincrasia de comunidad tan curiosa cuyas fotos las mostraba efectivamente sonrientes tocadas con el velo característico tan polémico en otros lares, pues solo conozco algunas de aquí], se llega a que la mucha información dejaba algo sin explicar, y por tanto ¿dónde buscar?
Como quiera que buscar en sus cerebros (detalló el gran gesto de generosidad científica que suponía el que hubieran donado sus cerebros para su estudio –una diapositiva los mostró sumergidos en frascos colocados en la estantería de un laboratorio se supone que de neurociencia) no es aún suficiente en el actual estado de la ciencia, describió la utilidad de obtener de la ‘memoria hecha consciente: las autobiografías’ el estudio que pudiera encontrar su corolario en la forma o tamaño de esos cerebros (sobre este punto citó a E.P. Seligman, “La auténtica felicidad”, 2003).
De esa experiencia de hacer escribir a las monjas una breve autobiografía, pasando luego a medir la densidad de ideas y complejidad gramatical utilizadas por cada monja, podían por ejemplo concluirse resultados de relación causa-efecto entre expresiones emocionales positivas y larga longevidad de cada implicada: lo ilustró con el ejemplo comparativo de sor Cecilia y sor Marguerite. La autobiografía de la primera rezaba brevemente algo así (hablo muy de memoria) “Fue un bien haber sido concebida y tener valor para la alegría y empezar el noviciado feliz de tener la bendición de ser candidata a postular para la congregación”. Sor Marguerite no describía sin embargo un currículo con tantos adjetivos emocionales (relataba sus datos de nacimiento, y las distintas dedicaciones educativas emprendidas a lo largo de su carrera).
De ambas dos mostró las ‘curvas emocionales’ delatadas por los términos utilizados, dejando a la primera en un ventajoso resultado de 8,5 puntos con una gráfica con grandes picos justo situados en los términos ‘bien’, ‘valor’, ‘muy feliz’, ‘bendición’, etc. La pobre sor Marguerite apenas aprobaba, siendo así que tal ‘atonía emocional’ mostrada por semejante test, le hizo fallecer a una edad manifiestamente más temprana que la primera. En descargo del ponente hay que decir que informó de que en realidad la media ‘solo’ era de 7 años superior en las emocionalmente positivas considerado el conjunto, ‘aunque teniendo en cuenta la superioridad de calidad de vida de éstas durante esos pocos años de más’.
Con varios proverbios (uno hindú sobre el perro bueno y malo que tenemos cada uno dentro y que gana aquél que más alimente uno) y algunas frases célebres, se trataba pues de demostrar que “a nuestro cerebro lo que le apasiona por mor de su instinto de supervivencia es la expresión emocional positiva”.
UnaTabla-tipo tomada de algún sitio en la red

Como siempre pasa en conferencias que nos animan a mejorar (en ésta, a dar rienda suelta a nuestras emociones positivas), en el coloquio las preguntas versaban en cómo frenar precisamente las negativas (las emociones se entiende), en cómo compatibilizar el identificar como positivas las que difieren de las que otro no considere como tales, etc. El conferenciante vino a decir que las emociones consideradas positivas son iguales en todos con solo diferencias de matiz, y que a las malas hay que apartarlas con el recurso a útiles herramientas de autocontención de conducta (bromeó su ayudante en cómo las resolvía él: encerrándose en el cuarto de baño o algo así, aunque en honor a la verdad se refería a dejar pasar un tiempo para meditar antes de actuar).
No es necesario proponerse actuar de abogado del diablo para descubrir algunas fallas estructurales de un discurso así, incluso si no se ha accedido al conocimiento de la historia del desarrollo de las ciencias de la psicología y su clara polarización en dos corrientes, que ponen de un lado el peso en la voluntad consciente y los recursos físicos a poner en marcha para la mejora de uno mismo y de otro lado, los que ponen el peso en el análisis de cada sujeto de su más íntimo devenir psicológico que no excluya a los síntomas ni a la lectura del inconsciente. Para los primeros, este último prácticamente no existe (ni al parecer tampoco la infancia), y los síntomas solo que pueden ser apartados luchando aguerridamente contra ellos: En la mentalidad práctica y de resultado rápido perseguido por la psicología cognitiva de gran implantación en las escuelas norteamericanas y con serio peligro de que se instale en las estructuras de los sistemas sociales de Salud, se trata de localizar un indiscutible tratamiento corrector para cada conducta (existe hasta un extenso libro Vademecum de la psiquiatría –no recuerdo sus siglas exactas- que los indicia exhaustivamente), y si además se localizan físicamente los agentes químicos y las zonas cerebrales donde se ubican, pues dar incluso con la pastilla específica para cada “dolencia emocional” si las buenas intenciones o propósitos no son suficientes (contra la depresión, contra la obsesión, la histeria, etc).
La investigación planteada sobre el grupo muestral de 678 monjas no habla para nada de la descripción que hacen de sus infancias y parecería que los síntomas no formaran parte de sus vidas, lo que hablaría de una apacible vida en comunidad en la que todo eso habría quedado fuera, lo que puede ilustrar alguna de las consideraciones que hace el psicoanálisis sobre la resolución de convivencia con dichos síntomas que resuelven muchos sujetos, con una operación de externalización que sin ahogarlos, los redirecciona por ejemplo hacia un objetivo digamos que espiritual como el que presumiblemente proporciona el ideario de la congregación del caso expuesto en la conferencia. Es una salida que da confortabilidad al sujeto, y es legítimo y saludable que sirva para su equilibrio, y por qué no, para una mayor longevidad…
Pero negar esos aspectos en la investigación, circunscribiendo los problemas de "emocionalidad negativa" a un conflicto de conducta que neutralizar con un “si quieres, puedes”, es exponerse a que la tozuda realidad del síntoma y la emergencia del inconsciente dejen sin armas al análisis de los comportamientos que campen a sus anchas en lo más íntimo de sujetos individuales y distintos, aflorando sin remedio en un momento u otro, por más que la voluntad consciente y un listado de propósitos de priorizar lo emocionalmente positivo se apresten a ser blandidos en cuanto aparece la ‘bicha’.
Muchos libros de autoayuda están llenos de esos guiones para el buen y mejor comportamiento que sin embargo pudieran devenir en letanías letales para nuestra esperanza, pues como sin análisis del lenguaje del subconsciente no hay lenguaje de la razón que entienda, pudieran convertir en desánimo lo que comenzare como ilusión de cambio...

miércoles, 9 de febrero de 2011

Cervantes, Sinde, Savater y Mad Max

De Barrio Hamlet

"Por parte de vos, Miguel de Cervantes, nos fue hecha relación que habíades compuesto un libro intitulado El ingenioso hidalgo de la Mancha, el cual os había costado mucho trabajo y era muy útil y provechoso (...) Os damos licencia y facultad para que vos, o la persona que vuestro poder hubiere y no otra alguna, podais imprimir el dicho libro (...) So pena que la persona o personas que sin tener vuestro poder lo imprimiere o vendiere: o hiciere imprimir o vender, por el mesmo caso pierda la impresión que hiciere, con los moldes y aparejos de ella: y más incurra en pena de cincuenta mil maravedís cada vez que lo contrario hiciere... Fecha en Valladolid a veinte y seis días del mes de Septiembre de mil seiscientos y cuatro años. Yo el Rey."

Así empezaba el artículo de EP del 18-01-2011 de Ángeles González Sinde en torno al asunto del control de las descargas, titulado “El adversario es otro”.
Utilizando este fragmento que acompaña a la edición de El Quijote trataba de ilustrar la parte del trámite legal que toda publicación tenía ya en 1604. “En esa licencia ya se establecen muy claramente puntos que hoy nos resultan familiares: no solo que el único propietario de los derechos sobre El Quijote es Miguel de Cervantes, sino que la obra es fruto de su trabajo”. Y más adelante:
Y es que la cuestión de los derechos de los autores no es ni mucho menos nueva. Con cada cambio tecnológico (en 1604 se trataba de la aparición del maravilloso invento de Gutenberg), los derechos de los hombres y mujeres sobre sus creaciones han atravesado una enorme sacudida”, para acabar con:

Sin embargo, cada generación considera que el suyo es un tiempo nuevo y no tiene obligación de recordar que fue la piratería la que empujó a Cervantes a escribir la segunda parte de su novela, o que fue la piratería, tan frecuente en el cine mudo (otro salto tecnológico), la que acabó con cineastas innovadores como Méliès. También contra la piratería y a favor del respeto a los derechos de autor lucharon desde Beaumarchais a Immanuel Kant o, ya en el siglo XX, Mark Twain, hasta el punto de que el término "pirata" en esta acepción fue popularizado por el autor estadounidense”.
[...]
Ángeles González Sinde [de Wikipedia]

Esta “discusión” (si por tal se entiende ese envarado enfrentamiento entre la defensa de la creación y el robo sin cortapisas de ésta para su consumo, en los dos extremos del espectro) encuentra en este otro artículo de Fernando Savater en EP del 21-01-2011, un equilibrio argumental que siempre he echado de menos en el debate desde que se desató esa presunta batalla entre el irreductible ‘internauta’ (mixtificación de una vaga figura defensora de un futuro nuevo ahíto de libertad y transparencia) y los aherrojados defensores de una “antigualla” tal como es la propiedad del trabajo creativo. He sido ferviente seguidor de los gustos de Fernando Savater hasta el punto de recorrer yo con igual fruición los lugares relacionados con el escritor R.L. Stevensons en su Edimburgo natal descrito hace algún tiempo en las páginas del periódico en el que escribe, como de su trayectoria política en la etapa del ¡Basta ya! a la que tanto debemos para disfrute del actual nuevo tiempo de la convivencia en el País Vasco. Adscripciones políticas actuales aparte, sus consideraciones sobre la más cercana actualidad están siempre tratadas con esa razonable voluntad de defender los intereses generales de lo que ha llamado, dignificándola, la ciudadanía.
Viene a cuento esto por el ameno artículo “Los colegas de Mad Max” en el que me han hecho sonreír esas oportunas comparaciones de la conquista del Oeste (historias que bien conoce como devorador de historias de aventuras) con la defensa del no a todo peaje en el acceso y reproducción de los contenidos en la red:
Fernando Savater [de Wikipedia]

Claro que hubo víctimas: aparte de los apaches y los sioux, padecieron la alegalidad los granjeros, los comerciantes, los hijos de quienes preferían los arados a las pistolas. Y se beneficiaron de ella terratenientes y ganaderos sin escrúpulos, los más rápidos en desenfundar, los propietarios de garitos y los asaltantes de diligencias. No prosperaron los creadores de lo nuevo hasta que viejas leyes y viejas instituciones reinventadas les libraron de los bandoleros”.

O esa otra representación que hace de la figura de los líderes del “movimiento” al sugerir que “dentro de unos años, decir ‘soy internauta’ resultará tan raro como decir hoy ‘soy telefonista’ porque se habla por el móvil”, pues ¿quiénes son esas asociaciones que hablan en nombre de todo el que teclea sobre un ordenador para realizar por ejemplo una compra por Internet? ¿Existieron también ‘telefonautas’ que defendiesen las llamadas gratis, al fin y al cabo un intercambio P2P de voz, porque la “red telefónica era de todos”?
Por eso, esa encendida defensa del trabajo creador realizada por alguien que bien merece ese calificativo en su larga trayectoria de ensayista, proporciona el mesurado contrapunto de su mirada nada sospechosa de estar anclada en ningún pasado, como bien demuestra el siguiente párrafo de su artículo que no me resisto a reproducir como modesta contribución viral a su difusión:

Nos dicen muy ufanos que quienes pretenden proteger la propiedad intelectual con la ley Sinde o cualquiera de sus variantes tienen perdida la batalla de la opinión pública. ¿Por qué será? En primer lugar, desde luego, porque nos gusta coger sin pagar: si los Rolex pudieran bajarse de Internet, nadie pisaría una relojería. Después, muchos guardan un inconfesable rencor a los artistas, gente que cobra por hacer lo que les gusta. ¡Que trabajen aperreados como los demás o que se jodan! Más complejos -y con mayores complejos- están los artistas no rentables, que prefieren renunciar a cobrar con tal de saber que Pérez-Reverte o Alejandro Sanz perderán millones. Y luego vienen los justicieros que denuncian la cultura establecida, como aquel iconoclasta que me dijo que en su época había muchos pintores mejores que Velázquez aunque este predominó porque contaba con el amparo de los reyes. En el Marat/Sade de Peter Weiss, el cruel marqués ya ironiza sobre los malos poetas o los pescadores sin capturas que confían en la revolución para cambiar su suerte y luego la maldicen al ver que tras ella siguen escribiendo ripios o sacando del mar latas y botas viejas. Ahora los hay convencidos de que en cuanto artistas y escritores reputados queden desprotegidos ellos alcanzarán por fin la gloria que merecen. Lo dudo mucho. Lichtenberg dice en un aforismo que "un libro es como un espejo: si un mono se mira en él, el reflejado no podrá ser un apóstol". Internet es el espejo donde se reflejan incontables apóstoles y todos ¡qué monos son!

Mad Max....

"Es la anarquía, por fin, pero no aquella bendita anarquía del apoyo mutuo del príncipe Kropotkin, sino la del futuro desolador de Mad Max, hecha de pillaje, espectáculos brutales y gente asustada que huye de las bandas de matones depredadores. Todo virtual, claro... afortunadamente." [del artículo "Los colegas de Mad Max"]