sábado, 14 de mayo de 2011

Inside Job, Let’s make Money and…The Company men.






Se da por descontada por parte de los llamados analistas una determinada interpretación de la crisis económica que estalló en 2008: Como que su causa principal proviene de que los que detentan la capacidad de forzar los mercados financieros en la dirección que convenga a intereses económicos de los denominados inversores en el corto o medio plazo, han ido contando crecientemente con un mayor acomodo a sus prácticas de “ingeniería financiera” gracias a la gran desregulación de un lado y a la globalización de otro.
Impuestas en la década de los 90 las premisas neoliberales predicadas por la escuela de Chicago, los mentores de Mont Pelerin Society y otros think tanks del “pensamiento” económico, las políticas del Tesoro USA y RU, los gobiernos de Reagan y M. Tacther habían iniciado en la década anterior un decidido camino de eliminación de barreras al ejercicio de la especulación con los recursos de los ahorros de millones de ciudadanos o de las materias primas de sus países de no importa qué parte del mundo.

Cada vez más desprovistos los gobiernos de los Estados de recursos propios* al debilitarse la fiscalidad, disminuidos los impuestos desde políticas de gobiernos adscritos a esas doctrinas como modo de “incentivar” la llegada de inversores y conjurar así la amenaza de las deslocalizaciones o de fijar el objetivo solo en los ahora llamados “países emergentes” (antes “países en vías de desarrollo”), esos Estados han necesitado entonces obtener sus ingresos para salvar los restos del estado de bienestar, primero vendiendo patrimonio público, y después endeudándose en los mercados de crédito exteriores, necesitando rendir periódicas cuentas con aquellos a un precio del interés de la llamada deuda soberana oscilando al albur de las especulaciones de esos mismos mercados exteriores con la inestimable ayuda de las agencias de calificación de rating. Así es que deudas hipotecarias, fondos de pensiones, y todo activo dinerario reunido en no importa qué lugar del mundo, han circulado como papel adscrito a productos titulizados de incomprensible significado final (CDOs, Fondos Estratégicos de Apalancamiento, …) pero que prometían un valor contractual que luego era desmentido aquí o allá por una necesidad coyuntural de tal o cual inversor en apostar contra ellos una vez estrujado todo su beneficio mediante paraísos fiscales y sofisticadas intermediaciones.

(*) Ello viene aparejado con una feroz campaña de descrédito de la política, al desproveer a esta de su capacidad de decidir sobre la suerte de los ciudadanos, ya entonces rehenes de “la economía” y no de la acción de sus gobiernos, estos entonces atados de pies y manos a las condiciones de los llamados mercados y por consiguiente conformados finalmente por los miembros liberales más destacados que habiendo desacreditado al Estado proceden una vez encaramados al poder, a liderar su vaciamiento, venta de empresas y servicios públicos incluidos.

Pues bien, las dos películas aún en cartelera en V.O en salas comerciales de Madrid, Inside Job nominada para el Oscar 2011 al mejor documental) del director Charles Ferguson y Let’s make Money

(Premio Mejor Documental Alemán en 2009, y buena crítica en Sundance, Toronto, Edimburgo, …), de Erwin Wagenhofer exponen de una manera muy consistente (con la voz del actor Matt Damon en el primer documental, de forma algo cara al gusto norteamericano de impactar mediante contrastes pero sin llegar a las trampillas que se permite Michel Moore), “la ‘terrible verdad’ que está en la base del derrumbe financiero a nivel mundial", y más en el segundo documental, “el recorrido del dinero a través de las redes de las finanzas”. Dos enfoques diferentes con dos estéticas de presentación en cualquier caso impecables: Impresionantes los paisajes de Islandia, los de las distintas cities –Singapur, …- o de los contaminados ríos de la India o de ese despropósito llamado hotel Algarrobico aún por demoler (¡a destacar unas tomas aéreas de gigantescos complejos urbanísticos vacíos de la costa española que ni yo mismo imaginaba!): Proyectadas en HD, estas dos películas se aconseja sean vistas con una mirada digamos que tan global como el propio mundo financiero sugiere, pero asiéndose bien a la barandilla para no sufrir el vértigo que sobrevolar esos escenarios produce en ciudadanos que como yo no alcanzan a encajar cómo un arbitrario azar –por supuesto bien ayudado por los detentadores de la fortuna- puede hacer penar con tan injustas suertes a un noventa por ciento de la humanidad. Ese recorrido por ejemplo a través del diabólico circuito del oro junto al monocultivo (increíble el ejemplo del algodón en Ghana), para pagar deudas que ni la siguiente generación podrá liquidar, dejando postrados en una segura miseria a millones de personas en todo el mundo, deja un impacto en nuestra retina y en nuestra conciencia difícil de olvidar.
Ben Affleck

Si se ve a continuación una película ya de ficción como The company men
del director John Wells (Ben Affleck, Tommy Lee Jones,…), puede uno descargarse gracias a sus dosis de humor de los fantasmas de angustia inmediata por la crisis antes acumulados viendo el proceloso caso de esos directivos echados a la calle con sus carismas de antiguo emprendedor o de joven con su MBA a cuestas…Película ligera y sin grandes pretensiones es cierto, que bromea con la crisis desde la perspectiva occidental de los que viven cerca de quienes la crearon…y con los que cualquiera de nosotros puede identificarse a cuenta de los casos de liquidación o transformación de empresas de que hemos sido testigo en los últimos tiempos, en este caso unos astilleros de algún lugar de la geografía mundial…