miércoles, 21 de noviembre de 2012

'Jot Down' y... ¡ay! otra "pequeña guía financiera"

Portada del núm.2 de Jot Down dedicado a las series de TV
Descubrí esta revista-magazine de reciente edición también en formato papel (para los fans pronunciar 'jodaun') fisgando en la superviviente librería Cámara de Bilbao de la C/ Euskalduna, pero luego ya la he visto en muchas más librerías, y recomiendo encarecidamente su núm.2, dedicado a las series televisivas (con especial dedicación a las de HBO): Fácilmente reconocible por su magnífica portada con Frasier el psiquiatra y su hermano Niles brindando con café. Todo un lujo de colaboraciones y artículos...
Y estrenándome con la lectura de su edición en la red de un artículo de Enric González titulado "Pequeña guía financiera" -es verdad que bastante ameno- me permití realizar el siguiente comentario al mismo como respuesta, tratando de poner coto a mi manera a lo que yo denominaría, "peligrosas simplificaciones que ocultan el objetivo inconfesable de generar una servil resignación" ;)  
Gracieta, ‘boutade’, artículo ameno,… ¿o cinismo?: Cómo se puede decir: “¡Váyase a Nueva Zelanda con sus 100.000 €!” de la misma forma que nuestros millonarios ya lo hacen con sus no cien mil, sino doscientos mil o un millón a sus paraísos fiscales sin invertir un duro en España. Para semejante recomendación, ni explicación pedagógica ni nada: más parecería la respuesta fácil en consultorio (‘financiero’) a quién preguntase: ¿qué me aconseja para mis ahorros? En vez de por ejemplo como le responde bien un tal Julio J., “pues contratando (y dándole así empleo) a un arquitecto, podrías sacarle una rentabilidad de 6,5% a esos cien mil € reformando un apartamento”, o como Mararbes propone pagar deuda contraída de huevos con natillas o… (emprendedores y gente formada tiene España se lo aseguro). ¿Por qué está de moda ser simplificador en las explicaciones económicas -como bien previenen Víctor o Raúl M en sus comentarios-, con comparaciones del tipo: “las cuentas del Estado son como las de una familia”, o “si se gasta más que se ingresa pues pasa lo que pasa”, y cosas por el estilo?: Pues para vender la moto del “No-Hay-Más-Remedio-Que” -como viene a señalar a su manera otro comentario, esta vez de un tal Kozkilla-. Y así ocultar tras una espesa cortina de argumentos deslumbrantes por aparentemente prístinos que en realidad “la confianza de los mercados” (que haga bajar/subir la prima de riesgo, etc.) es una variable procedente de una decisión política por ejemplo de los estados acreedores tipo Alemania o de inversores financieros poderosos con ayuda de las agencias de (des)calificación). También ocultar que los ingredientes financieros de las cuentas de un Reino o República presumen de suyo ciclos de déficit y superávit, de deudas grandes o pequeñas, de crecimiento y recesión, que estaría en manos de los representantes legítimos de la ciudadanía contrarrestar ['contracíclicamente' como diría el premio Nobel de Economía  Paul Krugman (ver artículo  "Un nuevo estímulo económico" ) o la propia Dilma Rousseff  ( que ha arremetido contra la austeridad pidiendo el crecimiento en Europa ), como se ha podido hacer siempre para superar cuantas crisis han sufrido los Estados en democracia: Sin llegar al abismo de ceder todo a las "fuerzas ciegas de la economía” (sic), en realidad a las de intereses de autoridades ilegítimas por externas al propio sistema de representación de que nos dotamos los ciudadanos. Sin despojar al poder político de todo lugar en este entierro, al objeto inconfesable de condenar a la indignidad -como pretenden los actuales vientos que agitan el sempiterno librillo liberal -cual Libro Rojo de Mao de nuestros días excepto por el momento en la Francia de Hollande-, a la gran masa de población que no tenga cien mil € para ”huir” a Nueva Zelanda.
La presidenta de Brasil, Dilma Roussef,  con
 el rey Juan Carlos durante la Cumbre en Cádiz en nov.2012 (Pool/AFP, J.J. Guillén)

martes, 26 de junio de 2012

A vueltas con el ser ...español

De Richard Morrell/Corbi
Hace poco recibí un correo ‘viral’ con una “reflexión sobre la mediocridad que nos rodea” que venía encabezado así: "Seamos o no de cualquier tendencia, izquierda, derecha centro o de nada, no puede ser más real. Es inteligente y con sentido común, venga de donde venga. No dejéis de leerlo"  Y este es su contenido:
El triunfo de los mediocres
 Quizá ha llegado la hora de aceptar que nuestra crisis es más que económica, va más allá de estos o aquellos políticos, de la codicia de los banqueros o la prima de riesgo. Asumir que nuestros problemas no se terminarán cambiando a un partido por otro, con otra batería de medidas urgentes o una huelga general. Reconocer que el principalproblema de España no es Grecia, el euro o la señora Merkel. Admitir, para tratar de corregirlo, que nos hemos convertido en un país mediocre. Ningún país alcanza semejante condición de la noche a la mañana. Tampoco en tres o cuatro años. Es el resultado de una cadena que comienza en la escuela y termina en la clase dirigente. Hemos creado una cultura en la que los mediocres son los alumnos más populares en el colegio, los primeros en ser ascendidos en la oficina, los que más se hacen escuchar en los medios de comunicación y a los únicos que votamos en las elecciones, sin importar lo que hagan. Porque son de los nuestros. Estamos tan acostumbrados a nuestra mediocridad que hemos terminado por aceptarla como el estado natural de las cosas. Sus excepciones, casi siempre reducidas al deporte, nos sirven para negar la evidencia. Mediocre es un país donde sus habitantes pasan una media de 134 minutos al día frente a un televisor que muestra principalmente basura. Mediocre es un país que en toda la democracia no ha dado un presidente que hablara inglés o tuviera unos mínimos conocimientos sobre política internacional. Mediocre es el único país del mundo que, en su sectarismo rancio, ha conseguido dividir incluso a las asociaciones de víctimas del terrorismo. Mediocre es un país que ha reformado su sistema educativo tres veces en tres décadas hasta situar a sus estudiantes a la cola del mundo desarrollado. Mediocre es un país que no tiene una sola universidad entre las 150 mejores del mundo y fuerza a sus mejores investigadores a exiliarse para sobrevivir. Mediocre es un país con una cuarta parte de su población en paro, que sin embargo, encuentra más motivos para indignarse cuando los guiñoles de un país vecino bromean sobre sus deportistas. Es mediocre un país donde la brillantez del otro provoca recelo, la creatividad es marginada –cuando no robada impunemente- y la independencia sancionada. Un país que ha hecho de la mediocridad la gran aspiración nacional, perseguida sin complejos por esos miles de jóvenes que buscan ocupar la próxima plaza en el concurso Gran Hermano, por políticos que insultan sin aportar una idea, por jefes que se rodean de mediocres para disimular su propia mediocridad y por estudiantes que ridiculizan al compañero que se esfuerza. Mediocre es un país que ha permitido, fomentado y celebrado el triunfo de los mediocres, arrinconando la excelencia hasta dejarle dos opciones: marcharse o dejarse engullir por la imparable marea gris de la mediocridad.


Pero mi modesta opinión es la siguiente:

Hay una gran tradición en la prensa de opinión y literatura españolas, representada principalmente por la noventayochista, en preguntarse sobre las causas del secular declive de España como tal, de la esencia que anida en sus gentes que la ‘impiden levantarse’ o al menos ser merecida deudora de legados originarios de cosmopolitismo europeo encarnados (sic) por nuestros antepasados castellano-aragoneses del primer conato de Reino y sobre todo de los primeros Austrias, que hubieran sido traicionados una y otra vez con cada nueva generación de españoles que les sucedieron. Siempre sería lo tolerado por esos españoles la causa de tal o cual paso atrás, en la medida en que su idiosincrasia iría pareja en el tiempo con un modo de ser muy íntimo en ese ser español que premia a los infaustos y denigra la inteligencia, hundidas probablemente sus raíces en una fuerza incontestable de la Iglesia de Roma que se beneficiaba de la ignorancia y la propiciaba por ello mismo, y que el Viejo Régimen sostuvo a capa y espada mientras pudo, que fue mucho. Paradójicamente, alguien de esa generación al que le “dolía España” hizo célebre esa frase de “que inventen ellos”, lo que habla de los peligros de realizar esa reflexión en el vacío sin atenerse a un método de análisis de la realidad menos ligado a las gacetas y tertulias al uso y más a lo que sería una publicación científica o universitaria.
No ha pasado tiempo ni nada, y un mismo razonamiento reaparece con cada nueva crisis del estado-nación que nunca fue España, siendo el más popular diagnosticar el más pesimista de los augurios: la razón de ser de nuestras penalidades está en nosotros mismos, y como si desde un manual de autoayuda psicológica se tratase, se nos conmina a analizarnos nuestra congénita mediocridad, bueno, la de los que nos rodean: "No hay mas que ver al vecino tragarse programas infumables, ver conducir a descerebrados en la carretera, observar las semanas caribeñas de un prócer de la patria sin que se le tuerza el gesto al infractor, no saber un dirigente mas que su idioma materno…" para colegir que, debido a la mediocridad de los otros –y a nosotros ‘por consentirlo’-, “estamos como estamos”. Tamaño análisis no es gran cosa (pues comportamientos en carretera, programas de tele-realidad, adolescentes mofándose del “empollón” o presidentes monolingües así  hay en muchos otros países poderosos –“no mediocres”- pues alpistes hay para todos), y no deja de permitir cómodamente hurtarnos un análisis más pormenorizado de mecanismos históricos y de lucha entre clases, gremios, sectores, territorios, etc. que conducen a tal o cual estatus quo en el que se impongan las injusticias, los desmanes, el latrocinio institucional o corporativo, etc. y es ahí donde los diagnósticos empiezan a diferir. Y a expresarse en las distintas arenas, la política una de ellas: Y no hay más letal para superar un estado de cosas así que denigrarla de entrada como viciada de origen por representar intereses distintos.
El ‘todos son iguales’. o ‘todos hacen lo mismo’  ha propiciado que se auparan unos en lugar de otros en momentos claves de nuestra historia; el no proponernos nosotros mismos aun considerándonos ‘más inteligentes' pero sin querer mancharnos con la acción política tan desprestigiada;  etc.  ha dado al traste con pequeños pasos recorridos en España en direcciones de progreso [¿o es que se niega que hayan sido dados algunos en nuestra historia, aun a costes humanos y de tiempo insufribles y ¡ay! trágicos para muchos de esos españoles?].´
El artículo de este correo, como otros muchos que los motiva una encomiable intención regenerativa pero en términos de impotente “queja existencial” de nuestra inconscientemente colectiva mediocridad, conduce a un peligroso racismo “hacia dentro” (ya se sabe: LOS ingleses, son así, LOS franceses asao… y LOS españoles de esta otra manera –y no precisamente hinchando el pecho para que no digan). Mi hipótesis para no enrollarme, es que con los mimbres reales es preciso forzar la realidad en la dirección que expresan muchas de las quejas del correo, y por poner un ejemplo, ni se me ocurre no expresar en cuanto foro -manifestación o huelga incluidas- se propicie a ello, el impedir que recorten en educación e investigación, y me cuidaré de votar a los políticos que priorizan el pago de no sé cual deuda de un banco a ese interés superior que es una garantía de futuro para el país y generaciones futuras. Y en este tipo de cosas, no todos son iguales, aunque si supieran más lenguas y hubieran viajado más, mejor, pero por favor, ¡nunca a un Registrador de la Propiedad! ;)


Y hablando de mediocridad, he encontrado estas divertidas citas...:

Los espíritus mediocres suelen condenar todo aquello que está fuera de su alcance.
François de la Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.

En esta vida algunos hombres nacen mediocres, otros logran mediocridad y a otros la mediocridad les cae encima.
Joseph Heller (1923-1999) Escritor norteamericano.

La mediocridad, posiblemente, consiste en estar delante de la grandeza y no darse cuenta.
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) Escritor británico.

Una de las mayores pruebas de mediocridad es no acertar a reconocer la superioridad de otros.
Jean Baptiste Say (1767-1832) Economista francés.

Los hombres mediocres, que no saben qué hacer con su vida, suelen desear el tener otra vida más infinitamente larga.
Anatole France (1844-1924) Escritor francés.

Sólo conviene la mediocridad. Esto lo ha establecido la pluralidad, y muerde a cualquiera que se escapa de ella por alguna parte.
Blaise Pascal (1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés.

Sólo una persona mediocre está siempre en su mejor momento.
William Somerset Maugham (1874-1965) Escritor británico.

La mediocridad no se imita.
Honoré de Balzac (1799-1850) Escritor francés.

La mediocridad es lo excelente para los mediocres.
Joseph Joubert (1754-1824) Ensayista y moralista francés.

 

Leyendas urbanas: El de haber "vivido por encima de nuestras..."

Viñeta de Forges en El País (mayo 2012)
La frase "hemos vivido por encima de nuestras posibilidades" es un mito, una leyenda urbana gestada a mayor gloria del objetivo de los recortes para pillarnos vulnerablemente culpables nosotros mismos de esa "debilidad congénita por el despilfarro" que anida indefectiblemente en nuestras pecadoras almas individuales, aherrojadas claro está por el delito de un sin par pecado original de avaricia y gasto-porque-sí. ¡Fijaros en el derroche de 400 € al año para consumir eso de más que no nos merecíamos! Por no hablar de saludar al nuevo bebé con alguna garantía de cuidados superiores en tan delicados momentos y contra el parón de la natalidad: ¡Eso sí que es derroche de la peor especie humana! Y qué decir de reparar nuestros pueblos con un plan E que no llegó en gastos al 48% de lo que supondrá la inyección a Bankia, y que al menos dio empleo y razón de vida a decenas de trabajadores: Eso es directamente tirar el dinero a la basura -o a las aceras como gusta decir, pareciendo que todos deseasen el secular barro en su lugar como firme a pisar en el medio rural...(un país no se arruina por eso como bien demuestra el momento actual: lo hace el parón de la actividad económica, la bajada de ingresos y los gastos excesivos...de los bancos y sus prestatarios promotores del monocultivo inmobiliario...deuda privada sobre todo). Yo sostengo al contrario, que el común de los ciudadanos hemos comprado y consumido las cosas que las expectativas sociales -en razón de un sueldo razonablemente digno sostenido en el tiempo-, la propaganda comercial -por eso de dinamizar la economía- y los sanos objetivos de progreso personal y vital -la educación, el ocio, el saber y viajar- nos han ido proporcionando al calor de los medios y recursos que nos ponían a nuestro alcance, los interesados Bancos los primeros. Lo muy visible era el cuñado bocazas que ostentaba su “cuatro-por-cuatro” y las compraventas de segundas residencias ideadas aquí y allá. Pero el común de los mortales del que hablaba antes nos hipotecábamos -y no para vivir en mansiones- porque era a lo que el buen criterio social nos animaba -la propiedad, la inversión-, y no teníamos por qué saber que se nos prestaba dinero que no tenía más aval que sofisticados paquetes con nombres raros corroídos por termitas 'subprimes', que dieron réditos a sus creadores a cuenta del batacazo futuro a sus pringados consumidores, entidades bancarias y deudas soberanas incluidas. Aquéllos gestores de inversión sí, junto a los cobradores de bonos por tan jugosas operaciones de ingente rentabilidad para los grandes inversores a los que representaban, y los intermediarios públicos corruptos en ayuntamientos o generalitates varias (ya sean valencianas o madrileñas, pasando por las catalanas y...) SÍ 'vivieron por encima de sus posibilidades', y es ahora, cuando no podían sostener el ritmo de gasto en el mantenimiento de sus mansiones, divorcios caros y jet privados, cuando han llamado a rebato, con el clarín de las agencias de calificación, a cobrarse de deudores que no tienen más respaldo de liquidez que aquellos activos tóxicos que les vendieron, y exigen para ello a los países que reduzcan sus propios niveles de vida [léase servicios sanitarios, educativos y sociales en general] para seguir manteniendo los suyos: No es demagogia: se habla del crecimiento de la industria del lujo y el aumento de los millonarios: De sus excéntricos excesos seguimos leyendo y oyendo en todo tipo de papeles y televisiones, y no solo del tipo 'couché', pues los 'ranking' dan fe de ellos con cifras comparativas muy bien contrastadas: las de la revista 'Fortune' son las más famosas, pero acudid a los estudios de la OCDE [Growing unequal?] u otros sobre el aumento de la desigualdad en el interior de los estados nacionales para llevaros una enorme sorpresa al respecto...

martes, 24 de abril de 2012

La Monarquía en la senda de los elefantes: “Lo siento. No volverá a ocurrir”

El Principito en negro...
Es conocido que la Guerra Civil que acabó con la II República española, no tuvo su génesis en exclusiva en un presunto dilema histórico entre Monarquía y República que tuviese dividido de antiguo a los españoles a causa de esta “cuestión de principios”, sino entre el Antiguo Régimen (representado por los seculares privilegios de clase protegidos al amparo de una institución monárquica que en su etapa final –la de Alfonso XIII- quedó letalmente desautorizada como “monarquía parlamentaria” a causa de su abierta connivencia con la dictadura implantada por el General Primo de Rivera a mediados de los años 20) y un nuevo régimen “republicano”, entendiendo por este último el que estuviere basado en los principios de la democracia participativa y…social, en un momento de la historia europea protagonizado por los movimientos de emancipación obrera que pugnaban por conquistar derechos que en la España del caciquismo rural y de la inacabada revolución burguesa, hacían especialmente virulenta en cuanto al modo y la magnitud de las tareas de transformación pendientes.
La bandera 'tricolor'
Es también sabido que la experiencia republicana fue derrotada de manera traumática por una fuerte y organizada reacción de la derecha y sus poderes fácticos (Iglesia y Ejército), con ayuda en el concierto europeo de una suicida política de “No intervención” practicada por las democracias europeas del momento que dejaron que fascistas italianos y el ejército del III Reich ayudaran al llamado alzamiento rebelde de los militares del 18 de julio de 1936 dirigidos por Franco, produciendo el mayor y ahora uno de los más documentados tristes episodios de liquidación y represión de ese gran caudal de fuerzas vivas que representó el despertar a la vida política y educativa de una población española secularmente condenada a la postración y la ignorancia.

Ese corte histórico del 39 no supuso solo que no quedara asomo de la vieja legalidad a duras penas vertebrada por la República, sino que sobre sus ruinas, el dictador Franco edificase un régimen autoritario bajo su exclusiva jefatura [se autonombró Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos (sic)] en la que no entraba para nada -por lo menos en una primera etapa- un principio de poder compartido con el supuesto representante legítimo de la Monarquía en el exilio, Alfonso XIII, que murió en Roma el 28 de febrero de 1941, o del descendiente que le correspondiese según línea sucesoria (Don Juan de Borbón, el futuro Conde de Barcelona y padre del actual Rey Juan Carlos). Todo ello por más que la facción monárquica que apoyara al régimen de Franco –en realidad algunas capillas integradas por varios epígonos o amigos de Don Juan, exiliado en Roma o más tarde en Estoril- suspirara y conspirase por planificar los plazos de la restauración de la “normalidad monárquica” al precio de una imposible cesión de poder del a todas luces representante de la autoridad absoluta del Estado, el Dictador Francisco Franco.

Este anacrónico régimen en medio de una Europa exhausta por los estragos de la II Guerra Mundial pudo sobrevivir sin un cuestionamiento esencial de los países occidentales; es más, recibió un apoyo explícito de la gran potencia emergente del momento, los EEUU, gracias a que representaba en cierto modo un bastión de resistencia estratégico desde el punto de vista de la confrontación Este-Oeste inaugurada con la Guerra Fría “frente al comunismo”. De ahí que hasta bien avanzada la década de los 60, el mismo presidente Eisenhower, y el propio Charles De Gaulle visitaron España en gestos inequívocos de agradecimiento a Franco por los “servicios prestados”.

Sin embargo ese anacronismo en medio del continente europeo no podía durar mucho más tiempo sin unos cambios cosméticos que asegurasen la continuidad del Régimen al mismo tiempo que lo dotasen de un aura de legitimidad, y es ahí cuando Franco que en 1947 había diseñado una Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado que básicamente establecía quién debería nombrar a tal sucesor (el propio Franco), decidió materializar esa ley para “que quedase atado y bien atado” –según un popular estribillo que gustó repetir muchas veces- el espinoso problema de asegurar un futuro al sostenimiento del equilibrio de poderes que amparasen y dieran continuidad a los privilegios de clase que estuvieron en el origen del alzamiento militar rebelde. Esa operación se zanjó El 21 de julio de 1969 cuando Franco designa a Juan Carlos de Borbón (saltándose el orden sucesorio natural que correspondía a su padre Juan de Borbón por las desavenencias con éste debido a su manifiesto de Lausana de 1945) como su sucesor a la Jefatura del Estado, con el título de «Príncipe de España». Así es proclamado por las Cortes como sucesor de Franco el 22 de julio de 1969 cuando Juan Carlos jura: «fidelidad a los principios del Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales del Reino».

Ese nacimiento tan viciado en la raíz del “hecho sucesorio” (firmando el sucesor unos principios de naturaleza fascista como eran los llamados Principios del Movimiento), marcaría por mucho tiempo el sentir en el imaginario popular de que con la caída del Régimen de Franco, la Monarquía con ese impostado sucesor al que llamaron Príncipe Juan Carlos (y al que popularmente se le calificaba por la oposición clandestina de “pelele”), caería a la par, recuperándose un régimen basado en unas instituciones aún por determinar pero que no podían ser otras que las que muy poca gente se atrevía a nombrar por la invocación de esos trágicos fantasmas del pasado que eran las propias de una República.
Pero es el caso que las aún frescas heridas de la Guerra Civil, que eran en el citado imaginario colectivo vinculadas al trágico y secular principio de división guerracivilista entre monárquicos y republicanos (dos experiencias históricas de I y II Repúblicas ahogadas en sangre), ahuyentaba incluso entre la propia oposición democrática a quienes sin embargo querían un retorno pacífico a la Democracia, a la que se puso por delante como principio rector de la acción política contra el régimen de Franco, pero “sin entrar en detalles” sobre la forma institucional de la que nos dotaríamos una vez desaparecido éste.

Es lo que se vino en llamar La Ruptura Democrática (por oposición a una Ruptura “revolucionaria” que plantease un cambio radical del régimen de gobierno basado en elecciones a Presidente previo referéndum que decidiera entre Monarquía o República), es decir, una Transición en la que se pactasen unos mínimos derechos (libertad de expresión y asociación principalmente) que homologasen al sistema con otros regímenes europeos en los que sí se había dado cabida a la monarquía. El único problema era que el carisma del sucesor Juan Carlos, a la sazón educado en las sucesivas academias militares del Ejército, Armada y Aire, no estaba a la altura de su aceptación social, consentida en aras de evitar la confrontación guerracivilista aludida, y fueron necesarias muchas operaciones de marketing y negociaciones bajo cuerda para que su figura creciese desde el punto de vista de su homologación con otros monarcas europeos. Hay que decir que sin embargo estos gestos, casi inexistentes aún en vida de Franco, solo llegaron tras su fallecimiento con algunas decisiones –que le otorgó el ser el sucesor legal del Régimen- relativas a quién debiera comandar la Transición Democrática pergeñada con la Ley de Reforma Política que se elaboró entre franquistas y la oposición, que condujo finalmente a la aprobación por referéndum de la Constitución del 6 de Diciembre 1978. Esos gestos –aceptar básicamente la libertad de partidos- no llegaron hasta el nombramiento que hizo de Adolfo Suárez como presidente de Gobierno –una persona joven con experiencia en la TV, surgida del interior del Movimiento pero con aires “renovadores”-, que provocó agrias protestas y acusaciones de traición de los franquistas genuinos y que por contraste con sus virulentas reacciones verbales e incluso conspirativas elevaron la figura del rey Juan Carlos a la categoría de relevante “baluarte de la resistencia” del nuevo orden democrático frente a las fuerzas de la “caverna”, de la vuelta al pasado.

Consentir la figura del rey Juan Carlos como clave de bóveda en la cúspide de la estructura de jefatura del Estado, se ha entendido tácitamente como el precio pagado por el común de la ciudadanía española para evitar sobreactuadas confrontaciones entre monárquicos y republicanos, que solo de manera residual, y cada vez menos, enarbolaban partidos casi ya extraparlamentarios, si se exceptúa Esquerra Republicana de Catalunya, por ser en aquella nacionalidad donde la experiencia de poder republicano fue más genuina e intensa vía la Generalitat durante la etapa del 31 al 39. El PSOE fue sin lugar a dudas el que más tiempo enarboló esa bandera (que presidía aún sus congresos a mediados de los setenta previos a la Transición). Fue necesario que el partido anatematizado como del área comunista, el PCE de Santiago Carrillo, el que con gestos muy mediáticos de aceptar la bandera española rojigualda frente a la tricolor republicana, animara al resto, PSOE incluido, a esa necesaria “moderación” requerida por la Transición si se la quería “pacífica”… Ese servicio prestado por el PCE a la causa de esa transición pacífica y su componente de aceptación de Juan Carlos, le fue enseguida premiado con su legalización en la famosa jornada de Pascua del año 1977.

Así las cosas, legitimada una forma de monarquía parlamentaria [tutelada de cerca por el Ejército] con la Constitución aprobada un año más tarde consagrando ese anacronismo hereditario en pleno S-XX, la Monarquía ha conocido los avatares del día a día de su función denominada “moderadora” y de “equilibrio” entre los poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial). Con el Ejército conservando aún mucho de su poder, esa función 'moderadora' en realidad fue efectiva en lo que de contención de sus ansias de involución se trataba, sobre todo en un contexto de terrorismo como el de ETA (y también FRAP), en el que militares y policías eran asesinados día sí día también. Ese papel que se le reconoció a Juan Carlos, encontró su culminación decisiva en la famosa noche del 23 de Febrero de 1981, en donde su decidida apuesta por el orden democrático, elevó su carisma a la cota de legitimidad que necesitaba para completar su otra fama de campechano y cercano que supo cultivar en su acción diaria institucional hasta ese momento.

Pues si hay algo que no se le hubiera perdonado, y habría sido letal para su continuidad como lo fue en el caso de la Monarquía griega de Constantino, hermano de la Reina Sofía que pactó con los golpistas, es que no hubiera dejado claro de qué lado se ponía el monarca. Y ello le valió el carisma 'supremo' y también el futuro manto de silencio sobre su vida privada y la de su familia, hasta el punto de que hasta hace bien poco no se veía apropiado dar rienda suelta en los medios a sus andanzas y estipendios, regalándoseles con una opaca gestión de sus propias cuentas, las reservadas en el Presupuesto para la Casa Real y que la actual Ley de Transparencia presentada por Rajoy sigue sin permitir detallar en lo que se refiere al destino de los gastos. Ese “no querer ver” se ha prolongado mucho en el tiempo gracias en cierto modo a lo poco abultado en número de la plantilla mantenida que se reduce a sus tres hijos, y ahora a nuera, nietos y (¡ay!) yernos (a diferencia de la Monarquía inglesa que alcanza también a primos y sobrinos), precisamente por la siniestra tradición cortesana que ha rodeado a los monarcas Borbones en nuestro turbulento pasado decimonónico. Una monarquía ‘moderna’, debiera ser entonces ‘popular’, sencilla en las formas y austera (si tal cosa puede suponerse), y antes que nada, al margen de los cenáculos políticos y no clientelista.

Pero alejados en el tiempo los ecos inquietantes del guerracivilismo, destapados escándalos como los que envuelven el caso Urdangarín, han provocado una mayor desinhibición de los medios a la hora de abordar el “hecho monárquico” español que tan discretamente era abordado en el pasado. El divorcio de la infanta Elena, la querencia crematística del matrimonio Urdangarín, el disparo accidental en su pie de un hijo de aquélla y Marichalar (¡ay esa afición temprana a las armas que hizo fallecer a un hermano del propio rey!), y ahora, la revelación de presuntas andanzas con amantes, caza de elefantes en Botsuana incluida (y en otra ocasión de osos en Rusia, etc) de nuestro “querido” rey Juan Carlos, han destapado la caja de Pandora con todos los truenos inimaginables, incluso útiles (¡ay!) para distraer de los problemas económicos del momento (han surgido los llamados “antimonárquicos de derechas”), cuales son las crueles reformas en marcha, a un público asombrado por que tales descaros puedan tener lugar en tiempos en que se nos exigen “grandes sacrificios”.

No están escritos aún los ríos de tinta que tal “debate monarquía-república” o si "debe abdicar ya a favor del Príncipe Felipe" traerá consigo. Lo que es cierto es que un velo se ha caído con esa frase para la historia dicha por primera vez por un rey: “Lo siento. Ha sido un error. No volverá a ocurrir”.
El elefante se insinúa dentro de la boa

lunes, 26 de marzo de 2012

'The Artist' (una película de ayer…pero no de mañana) vs. 'La Invención de Hugo' de Scorsese

Traducido del francés de COURRIER INTERNATIONAL 1-7-marzo-2012
The Artist : un film d'hier… mais pas de demain
Artículo de Todd McCarthy en 'The Hollywood Reporter' (“la biblia de la industria del espectáculo”) el 27.02.2012
Dibujo de Hic en el-Watan
Durante un tiempo, la reciente ceremonia de los Oscar pareció querer desafiar a todos los oráculos. Hasta la última recta final, cuando no quedaban más que cuatro grandes premios por conceder, 'The Artist' (dada por favorita) no había ganado mas que dos estatuillas. Finalmente se dictó sentencia, y 'The Artist' ganó los oscar a mejor realizador, mejor actor y mejor film. Michel Hazanavicius agradeció tres veces al añorado Billy Wilder [recuérdese la misma referencia inaugurada por Fernando Trueba al agradecer su oscar por ‘Belle Epoque’], laureado con múltiples oscar, se supone que porque le hubiese servido de inspiración para este regreso al cine mudo, por más que el mismo Wilder nunca había realizado una película muda.
Dibujo de Phillippe Bécquelin
en L'Hebdo
Wilder, personaje de carácter mordaz, cáustico y un orador brillante, ¿habría votado por 'The Artist'? Imposible saberlo evidentemente, pero su visión personal de otra víctima ficticia del sonoro, Norma Desmond en ‘Sunset Bouylevard’, es por otra parte más sombría que los momentos más dolorosos que pasa George Valentin, el héroe rechazado del cine mudo [en el film francés]. Salvo apenas una excepción quizás, Wilder nunca hizo algo tan ligero o efímero como 'The Artist'.
Fue quizás a causa de que este año no había un film particularmente destacado, o bien porque había ya un favorito inmensamente popular. Sea por lo que sea, el jurado pensó actuar de la mejor forma honrando a 'The Artist'. Pero yo no dudo de que de aquí a un año apenas, la gente pensará en ello y se preguntará: ¿por qué?. ¡Un poco como hoy están perplejos por la victoria de ‘Crash’, de ‘Paseando a Miss Daisy’, de ‘Rocky’ o de ‘Oliver’! [comedia musical de Carol Reed basada en Oliver Twist, recompensada con cinco oscar en 1968]. Y me temo muy mucho que algunos de entre nosotros no metamos ya el oscar a mejor actor de Jean Dujardin en el mismo saco que el del [italiano] Roberto Bellini en ‘La vida es bella’. Dicho de otra manera: ¿cómo diablos ha podido suceder tal cosa?
'La invención de Hugo'-Cartel de la película

Si por algo destaca 'The Artist', más allá de su novedad y de su encanto, cualquiera sea su calidad o profundidad, es en tanto que metáfora del miedo al progreso tecnológico. El rechazo de Valentin a cambiar de acuerdo con los nuevos tiempos, puede fácilmente ser interpretado como el malestar de la vieja guardia frente a las nuevas maneras de hacer cine*, que no comprende o no quiere comprender. Visto a través de este prisma particular, habría sido más osado atribuirle el oscar a la mejor película a ‘Hugo Cabret’ [titulada en su versión española como La invención de Hugo], de Martin Scorsese, que también se embolsaba cinco de estos. Aunque sólo fuese porque siendo Scorsese, nos guste o no, parte de la vieja guardia, paradójicamente hubiese recurrido esta vez a todo tipo de nuevas (y caras) tecnologías para crear su exploración, infinitamente más ambiciosa y compleja, del mundo del cine mudo. Si para ello hubiera además reducido la duración de su película a dos horas o menos…
Portada del Libro 'La invención de Hugo Cabret' en Ed.SM, dibujo de París y libreta con los encantadores dibujos del autómata

(*) Gana mucho la pelicula visionándola en 3D

lunes, 12 de marzo de 2012

Respuestas a FAQ 'frecuently asked questions', contra los IMF 'infundios más frecuentes'

DECÁLOGO del buen activista contra los Lugares Comunes del momento político y económico: De cómo pretenden inocularse como de suyo naturales, prístinos y de inevitables consecuencias a causa de fuerzas ciegas más allá de todo control de la ciudadanía y de la política.
Recortes...
1.- La lucha contra el Déficit es la única manera de salir de la crisis económica.
FALSO: En realidad es una construcción ideológica que se ha pergeñado en las instancias de poder que se autodenominan “los mercados” y que han hecho suya los gobiernos conservadores europeos, comandados por el BCE y la canciller Ángela Merkel y aplaudidos por el BM y el FMI. Hasta ahora muchas de las economías del ámbito europeo funcionaban en unos márgenes de déficit elevados sin que se desencadenara la campaña contra los mismos que sucedió al terremoto financiero tras la caída de Lehman Brother y el afloramiento de activos financieros ficticios. Va pareja a ataques a las Deudas soberanas europeas redireccionando así, por medios especulativos también, la búsqueda de beneficios que compensen los perjuicios de la crisis financiera pasada e intentando se desoigan las políticas de estímulo anticíclicas practicadas en pasadas ocasiones o actualmente en los propios EEUU.
Guindos y Juncker, presidente del Eurogrupo, riendo las excelencias del plan de recortes oculto hasta después de las Elecciones andaluzas

2.- Las cuentas del Estado son como las de una familia: Consisten en Gastos e Ingresos, y si no se tiene para pagar lo único que hay que hacer es recortar.
FALSO: Son instancias totalmente distintas, cuya identificación es pretendida para simplificar una justificación “de la inexcusable necesidad de los recortes”. Es bien sabido que nada tienen que ver los recursos contables de una y otra instancia, siendo la primera tradicionalmente usuaria de financiaciones mediante emisión de deuda y recaudación discrecional vía impuestos, recursos claro está ajenos al universo de una economía doméstica.

3.- La única política económica posible en el momento presente es resignarse a fuertes recortes en prestaciones durante un tiempo (se dice que dos años) y a ciertos derechos para siempre, y así “recuperar la senda del crecimiento”
FALSO: La resignación nunca ha producido ingresos ni fortuna a sus practicantes, ni por supuesto el progreso de los pueblos, cuando además los destinatarios de esa exigida actitud son los de siempre, los que no han producido la crisis (ver la columna "Apariencias" de David Trueba*, en EP 22-feb), pues la resignación se solicita para mejorar los balances y volver a las cuentas con buenos beneficios (éstos no los pierden nunca del todo o incluso los aumentan quienes manejan las finanzas), lo que vale decir, para hacernos retroceder a posiciones de fuerza previos al advenimiento de ciertos niveles de Estado de Bienestar resultantes de años de conquista paulatina de derechos.
4.- Las medidas de recorte del gasto para reducir el Déficit se deben a la herencia económica dejada por el anterior gobierno socialista, que no ha hecho sino despilfarrar y “dejar las arcas vacías”.
FALSO: En sentido estricto, la herencia lo es de la crisis económica mundial en su conjunto, y de la europea -con su agravamiento peculiar en España por la burbuja del ladrillo- en particular, y no es achacable en exclusiva a una gestión de la misma por J.L. Rodríguez Zapatero por imperfecta o improvisada que se la califique. De hecho, las cuentas de la administración central quedaron razonablemente ajustadas a los objetivos del Plan de Estabilidad exigido por Bruselas, siendo las de las Autonomías las que se desviaban más significativamente, todo ello tras la recaída de la economía en agosto de 2011 que echó por tierra algunos objetivos de crecimiento y de cálculos del déficit deducidos de previsiones de evolución de los PIB de los propios organismos europeos, lo que ha obligado al actual gobierno a reajustar cifras en razón del nuevo escenario de recesión duradera ahora pintado. La principal e insoportable consecuencia de dicha crisis y posterior recesión son los nuevos 3 millones de parados y su solución no puede provenir precisamente de más recortes de la inversión (computados anómalamente como gastos), sino además de un impulso renovado de la lucha contra la corrupción y el fraude fiscal y ampliación del yacimiento de ingresos entre las altas rentas con gran capacidad de elusión de impuestos gracias a sociedades interpuestas, paraísos fiscales o transacciones financieras con gravámenes ridículos (¿dónde ha quedado la reivindicación europea de la “tasa Tobin” cuando las proclamas de "refundación del capitalismo" del propio Sarkozy?) No parece que las últimas decisiones de tribunales y/o gobierno en tres frentes, inhabilitando al juez que destapó la trama Gurtel, desmantelando la cúpula policial y relevando sin contemplaciones a los inspectores de la ONIF Oficina Nacional de Investigación del Fraude fiscal que más activamente trabajaron en esa línea (durante el año 2010 la inspección fiscal detectó 10.000 millones de euros de fraude, cifra casi alcanzada ya en la evaluación efectuada por noviembre de 2011), poniendo por contra ahora al frente suyo a una antigua dimisionaria por el caso Gescartera (la incombustible P. Valiente, mentorizada de siempre por el ministro Montoro, ya se sabe, el que peor controla su risa), sean precisamente buenas señales en esa dirección. Más bien revelan las fortalezas de los lobbys que actúan en bastidores y el tinte de clase que anima a las medidas de austeridad: Se trata de apretar más a los desfavorecidos, para que retengan sus beneficios e irse de rositas los que más han colaborado en los obscenos pelotazos que vinculado al modelo productivo del ladrillo y la especulación financiera más han arruinado al país.
5.- No hay más remedio que agachar la cabeza si no queremos que nos pase lo que en Grecia. Además Europa nos obliga y no hay más que hacer.
FALSO: Era falso antes cuando la oposición del PP con Rajoy al frente le chuleaba a J.L. Rodríguez Zapatero con proclamas sobre cómo había “doblado humillantemente el espinazo antes las exigencias europeas”: A recordar esa votación en contra de las medidas traídas por Elena Salgado tras la reunión del Ecofin de mayo del 2010 como condición para que España no fuera intervenida, y la acusación de que "nos gobiernan desde fuera", excusa precisamente ahora del gobierno -"nos obliga Europa"- para la ofensiva legislativa antisocial. Y sigue siendo falso ahora, pues solo es debido a la mayoría conservadora que coyunturalmente planea en la cúspide de las instituciones europeas reflejo de gobiernos nacinales de tal signo, como se ha logrado poco a poco inocular en el imaginario colectivo de la población española votante del PP y de la que oscilando como votos indecisos de una convocatoria a otra finalmente le dio su mayoría absoluta, el lugar común de que “ahora sí”, con un gobierno de los banqueros, los empresarios y de la derecha en general (recordemos a Guindos de consejero Asesor de ...¡ Lehman Brother!), ya las medidas de austeridad -tan rechazadas antes desde la tribuna electoral previa a los comicios del 20 N- tendrán el “resultado esperado, claro está que pasados al menos dos años de calvario a sufrir como si de costaleros de pasos de Semana Santa se tratase (¡si hasta el ‘copago sanitario’ ya es bienvenido por los inesperados sufridores surgidos al calor de la subida al poder de “los suyos”!). Tal milonga a dos años vista, cuando hasta ayer mismo se hablaba del instantáneo arrebato de "mensajes de confianza a los mercados" que se producirían por el solo hecho de la victoria de la derecha en España el 20N, con sus primas de riesgo, curvas del paro y alicientes para la inversión y el crédito recuperando de inmediato sendas positivas, suena a tomadura de pelo. ¿Tan grande es una desviación del déficit previsto de dos puntos (del 6 al 8) ya conocida antes del 20N para que todas las promesas realizadas se reconozcan de un plumazo justo después de esa fecha como eso solo, promesas…a no poder cumplir: Hasta sus voceros legitiman esas mentiras sobre la no subida de impuestos y el no abaratamiento del despido por ser “solo eso, ‘ya se sabe’, promesas electorales



F.Yáñez, ministra de Empleo tiene
motivos para reir al tratar de explicar los efectos sobre el empleo de la R.L.

6.- La Reforma Laboral es una legislación que no beneficia a una parte en concreto sino a la sociedad en su conjunto, sobre todo a los parados.
FALSO: La R.L. ha sido recibida con júbilo por la principal organización de empresarios (CEOE) pues satisface la gran mayoría de sus demandas, y desprecia todo el anterior esfuerzo de acuerdo con la representación de los trabajadores desarrollada durante los años del anterior gobierno, al que la oposición intentó tumbar con éxito impidiendo entre otras cosas dicho acuerdo con el concurso de esa misma organización empresarial a cuyo frente estaba un encausado actualmente por estafa. Luego solo da satisfacción a una de las partes rompiendo todo consenso social. Respecto a si los parados pudieran ver con buenos ojos tal R.L. para así ser contratados tras los despidos de los actuales (eso sí en condiciones mucho más precarias), hasta eso se promete para un tiempo venidero de fecha indeterminada en el que mejore “al fin” la economía, pero además, esa es la vertiente más infame de una estrategia que persigue enfrentar a unos trabajadores (‘privilegiados por mantener su empleo’) con los que no lo tienen, a los juniors con los seniors, ... divisiones pretendidas por el poder tan viejas como la humanidad, o por lo menos tras la revolución industrial.
7.- La Reforma Laboral sirve para cambiar el modelo productivo tantas veces postergado en España.
FALSO: Esta R.L. NO cambia el modelo productivo, si por tal se entiende el modelo de estructura de producción, que esté basada en un tejido más diversificado (primario, industrial y de servicios), más enfocado a sectores de futuro con valor añadido a partir del I+D+i, y que no descanse en exclusiva en la construcción ni la hostelería-turismo de aluvión.
Injusta, Inútil, Ineficaz para el empleo
8.- La Reforma Laboral sirve para hacer más competitiva a la economía española.
FALSO: Cuando se dice que con esta R.L. se modifica el modelo productivo para aumentar la productividad y hacerlo más competitivo, se está hablando en realidad de hacer más fácil a los empresarios abaratar los costes tanto de salario como del despido, haciendo caso omiso a otras formas estudiadas de aumentar aquella productividad sin menoscabo de derechos o condiciones laborales dignas, y se está aprovechando la coyuntura de recesión económica para intentar consolidar graves pasos atrás en la legislación laboral conquistada tras años de esfuerzo en el progreso de una sociedad más justa (ver artículo de J. Estefanía** “Los años bárbaros” en EP 12-mar). Una “fuerza laboral” más barata no es condición ‘sine qua non’ de mayor empleabilidad, sino de una devaluación de su calidad con resultados de incierto futuro en el medio plazo para el conjunto de la economía (al disminuir la cualificación y el factor diferencial), de los propios trabajadores (al disminuir el consumo), y de la paz y cohesión social indispensables para la convivencia sin exclusiones, pero sí de mejora inmediata del margen de beneficio en el corto plazo de los empresarios o inversores.





9.- La Reforma Laboral va a ser beneficiosa para la creación de empleo
FALSO: Es el más falso de todos los infundios. Abaratar las condiciones de contratación (menores salarios) y de despido (flexibilizando y abaratando las condiciones del mismo) NO disminuirá el llamado desempleo (forma con la que se prefiere referirse en según qué foros a los trabajadores en paro. Cuando se trata de colar la R.L. en el Parlamento o ante la opinión pública mediante sus voceros mediáticos es entonces cuando se habla cínicamente del “drama de los 3 millones de parados ‘creados’ por ZP”, ninguneando el ‘core’ argumental que conduce inevitablemente a la crisis económica): De hecho el propio Gobierno anuncia su aumento para este año en otros 600.000 los trabajadores que perderán su empleo, y ya los seminarios empresariales anuncian sin pudor nuevos cursos de Formación en los que se instruye en cómo “mejorar sus balances” en aplicación de la nueva R.L. Para cuando el ciclo económico recesivo remita algo, los nuevos empleos serán más precarios, de menor calidad e insuficientes por destrucción de tejido productivo.
10.- Las Reformas Laboral y Financiera son dos herramientas insustituibles para “recuperar la confianza de los mercados”
FALSO: Los llamados "mercados" son y serán siempre insaciables, y en realidad su objetivo ha sido (ha quedado muy claro cuando instaban a la salvación de los bancos si se quería “que el crédito volviera a fluir”) restaurar los márgenes de beneficio exigidos por los inversores que evalúan las agencias de calificación de rating, vinculando todo el discurso al de la disminución del Déficit (se supone que España lo tiene “algo” alto), y de la Deuda (se supone que razonablemente no alta aunque en su mayor parte corresponde a deuda privada, pero en su conjunto mucho más baja que los países del entorno europeo): Al vincular la R.L. a la Crisis y a la Recesión, que hay que recordar NO la han producido los trabajadores ni lo “excesivo” de sus llamados privilegios laborales, se intenta el doble objetivo de enjugar sus pérdidas financieras y consolidar retrocesos laborales y sociales (en educación, sanidad y dependencia), sirviéndose incluso para ello del espantajo de la competencia asiática o de otros países emergentes para una campaña mundial de “igualación hacia abajo” de las condiciones laborales de la parte de la humanidad que es, no hay que olvidarlo, la que genera con su esfuerzo la riqueza de los pueblos y de las naciones (como diría Adam Smith o incluso David Ricardo)y no solo sus empresarios (ahora más referidos a ellos como emprendedores). De esa crisis y de esa recesión se puede salir sin que lo sea solo sobre una de las espaldas de ese tándem entre “contrarios” recíprocamente interdependientes y condenados a entenderse, a saber, los propietarios y los que trabajan para ellos.
Hay otra política. Hay otros análisis (que incluyen los de algún premio Nobel). Hay otros gobiernos posibles en Europa. Hay vida más allá del discurso dominante en los medios que son propiedad de grandes grupos empresariales de “comunicación”… Se plantea un falso dilema entre resignación vs. 'helenización' que no es sino una trampa para la desmovilización de nuestras conciencias y de nuestra capacidad de reacción.

(*)“La misma extrañeza causa que los asalariados sean elegidos como los culpables de la crisis financiera, algo así como multar a un peatón por culpa de los coches mal aparcados”
(**)“El contrato social se está empezando a deshacer en muchos países. La incertidumbre y los miedos a la exclusión han alcanzado a la clase media en muchas sociedades. La gente siente que está sufriendo una crisis de la que no son responsables (…). Tratar la cuestión de la justicia es una condición sine qua non para el restablecimiento de la confianza” (Ángel Gurría, secretario general de la OCDE en dic-2011)

miércoles, 22 de febrero de 2012

Actualidad de Dickens y Parábola del empresario que amaba a sus empleados

De Wikipedia: Charles Dickens
Oí decir que un honesto empresario que llamaremos E. tenía a gala desear sobre todas las cosas mantener el empleo de sus trabajadores, preocupándose por ellos y sus familias como si fueran la suya propia.
En lo que el negocio iba tirando, incluso con unos beneficios suficientes como para permitirse algunas “alegrías” (eventuales pagas extras en concepto de productividad, mejoras en los horarios y días libres adicionales, etc.), los empleados le estuvieron por siempre agradecidos al empleador, y este disfrutaba de la buena conciencia de saberse merecedor de ello en tanto que, velando “obviamente” por enriquecerse, beneficiaba de paso a varias familias dándoles un empleo.
Desde que algún precursor del pensamiento económico hace ya dos siglos dignificó intelectualmente la sana pulsión por el beneficio propio como motor del progreso económico de los pueblos, cualquier afán del emprendedor es aplaudido, y nuestro héroe E. veía cumplido su sueño de aunar ambición individual con mejora colectiva y bienestar social, sobre todo cuando este último ya había atravesado (¡y superado!) inconfesables etapas de crueldad originaria como la explotación infantil o las miserias descritas por los relatos de Charles Dickens en los albores del capitalismo.
Ilustración de George Cruikshank para Oliver Twist y fotos contra la explotación infantil
"Mucho ha llovido para bien desde entonces”, pensaba nuestro E. al contemplar la mucha legislación laboral desarrollada a fin de contrarrestar la asimetría de poder cimentada en un tándem de opuestos: Propietarios y trabajadores al servicio de aquellos. Lógico que no puedan exigirse jornadas draconianas, condiciones insalubres de trabajo, penalizaciones a la enfermedad, inesperadas decisiones de horarios, salarios e incluso despidos sin regular conforme a pactos de mutuo beneficio por más que este disminuya en lo que respecta a la parte contratante: la paz social e incluso un mayor acceso al consumo, estimulador de esos mismos negocios, bien valían esa Misa ante un altar como el del Estado del Bienestar.
Pero sobrevino una crisis incomprensible, sobre todo para aquellos que como E. a buen seguro no se sentían responsables de la misma por mas que bien conocían a los que entre sus colegas empresariales habían despilfarrado -y “mangoneado” se decían para sus adentros- a cuenta de los pelotazos y a aquellos responsables de la administración que con lo recaudado de más por ello mismo (o que simplemente lo robaban) emulaban un tren de vida que no podía durar.
Esa crisis venía de fuera (ya se sabe, la caída de Lehman Brother, las subprime y todo eso), pero bien dentro de España había anidado la debilidad frente a su deriva de crisis financiera en versión europea por un modelo productivo, que si no basado en el monocultivo (del algodón, del azúcar, o de cualquier materia prima o inconfensable servicio, qué importa, al modo de los “países subdesarrollados”) sí en uno o dos sectores como la construcción (con su burbuja) y la hostelería/turismo (con su volatilidad).
Sobrevino además esa crisis cuando había un Gobierno que evocaba con el propio nombre del partido que lo sustentaba su deuda con ese duro y largo trayecto de desarrollo de legislación protectora de derechos sociales.
Del blog Derechos Laborales
Y fue entonces necesario hacer residir en él la culpa de esa propia crisis para más pronto que tarde deshacerse de él. Del “¡váyase Sr. González!” de otro tiempo se pasó al “déjenos a nosotros resolver la crisis, que de negocios qué mejor que los ricos que entendemos de dinero”, eliminando por ejemplo “el Excesivo Gasto –Social- y las rigideces del sistema”, lo que haremos, dijeron, “sin merma de nada: ni de pensiones, ni de sueldos, ni de derechos y con menor carga fiscal (sic)”.

Tal alternancia se produjo como quien disuelve un azucarillo en agua, y con prisa y sin pausa en esas estamos ya, habiéndole pillado a E. doliéndose del dilema entre declararse en bancarrota (dado lo caro de los despidos) o retener el empleo global que a duras penas puede soportar para su negocio si no es “con ayuda”. Y esta le viene inesperadamente gracias a unas “agresivas” nuevas reglas: No sin reconocer lo doloroso de una decisión así, "pensando en los cinco millones de parados" -sí al modo de los cínicos discursos de los muñidores de "un cambio de este estado de cosas heredado”-, pero sobre todo en los parados que él mismo no quiere provocar por razones incluso sentimentales, no ve con malos ojos acogerse a esa urgente nueva ley con la que esa fulminante reforma laboral autoriza la renovación de sus trabajadores permitiendo que al menos sus hijos sí accedan a ese empleo: Queriendo como los quiere bien a sus empleados, los ha reunido en su amplio despacho (“ya sabéis, ha estado y estará siempre abierto para que me planteéis lo que queráis pues os conozco uno a uno como si fuerais de la familia”) y les ha comunicado con gran pesar: “A fin de salvar esta empresa, si queréis que vuestros hijos no engrosen la fila del paro, os daré los 20 días por año trabajado que me permite la ley, pero a cambio contrataré a vuestros hijos por el contrato cuyo periodo de prueba dura un año que sí puedo sufragar dado que se complementa con el subsidio de desempleo [...]”.
Mientras E. relata su amargo plan que “muy a su pesar debe adoptar dadas las circunstancias”, circula algún amargo pensamiento entre los afectados: Trabajando durante años para dar un mejor futuro a sus hijos, estos les relevan en ese cometido (ser ayudados por ellos a sobrevivir en la etapa final de su vida dado el recorte previsto también para su pensión y la dependencia), pero en peores condiciones y con menores recursos. Y además, otra amargura se les dibuja en el horizonte: Si como es fácil prever sus hijos agotan ese largo periodo de prueba sin recompensa de continuidad ni contrato indefinido dado lo empecinado de la crisis y los renovados lamentos del empresario E., esa ayuda le será definitivamente cortocircuitada: terminados los plazos, desaparecidas las demonizadas instituciones “asistenciales” del Estado con sus también demonizados subsidios de paro ...¿quien detendrá entonces ese remolino diabólico hacia la exclusión social que como moneda de cambio exige para la gran mayoría de los desfavorecidos la supervivencia del beneficio empresarial y financiero a cualquier coste?
Los relatos de Dickens del que se celebra un abultado aniversario, recuperan toda su vigencia, aunque solo fuere como antídoto contra el retroceso en los derechos sociales que la ofensiva de los nuevos caciques del siglo XXI pretenden para todo el “mundo civilizado”, que compite con la emergencia de países sin todavía esos derechos conquistados.
Robert Willian Buss- 'Dickens's dream' y JamesGillray- 'Pitt y Napoleón se reparten el mundo'

miércoles, 8 de febrero de 2012

"El despertar" de Antonio Muñoz Molina

En mayo de 2011 Antonio Muñoz Molina escribía en El País un artículo titulado Hora de despertar
en el que tras denigrar a la ciudadanía en general (y a los economistas que no lo avisaban en particular) por haberse permitido tantos lujos en lo económico, y
esperanzado por el movimiento surgido el 15-M, concluía: “Lo más raro es que el espejismo haya durado tanto”.
Pues bien, a mi entender ese espejismo siguió durando, pues si no, cómo explicarse la reelección en sucesivas elecciones (las autonómicas-municipales y luego las generales del 20-N) de las figuras que se han destacado en tal o cual ámbito institucional en la generación u ocultación de la corrupción o en la alegría en la inversión en megaproyectos de retorno cero, o en la negativa a todo consenso de país por evitar la intervención a la griega con que se nos amenazaba –y que todo hay que decirlo, Zapatero evitó in extremis- vista la presión de los nuevos caciques del S-XXI (“los mercados” o sus agencias de ‘rating’), o en lo que al cambio del modelo productivo o la reforma educativa se refiere (el portazo justo al final del meticuloso proceso negociador del anterior ministro de Educación Gabilondo ha sido rigurosamente analizado ya como únicamente a causa de razones electorales y la presión de la Iglesia, pues hasta el adelanto del itinerario de EFP que ahora saca Wert se había ya acordado), o en la querencia (y vuelta a la incentivación) del ladrillo, o en la retrocesión de leyes que garantizan los derechos individuales de las personas, y un largo etcétera… Por lo que el "despertar forzoso al que al parecer al fin estamos llegando" en palabras de A. M. Molina me parece si no optimista, al menos sesgado al modo del tertuliano o diletante que recopila anecdotarios personales al servicio de agrias conclusiones muy bien contadas...

A la única conclusión que se ha llegado según el discurso oficial tras "la alternancia" es a que la crisis la ha ocasionado el Gasto Excesivo en... los pensionistas (pero reconociendo que menos gracias a las medidas de mayo de 2010 del entonces gobierno socialista, combatidas con uñas y dientes por la oposición del Rajoy del “no subiré los impuestos”… pero que siguen tozudamente yendo demasiado al médico y consumiendo muchas medicinas), en los dependientes (un "lujo" asistirles, ¡que lo hagan las mujeres de la familia como siempre!), en los parados (a los que hay que quitar subsidios ya que prefieren cobrar sin hacer nada a trabajar), en los trabajadores (que cobran demasiado o cuesta mucho despedir), y en los funcionarios (que se dedican a tomar café a media mañana), etc., ninguno de ellos eso sí, dedicados suficientemente a lo suyo, a "hacer aquello que saben", como diría A. M. Molina, es decir a trabajar y trabajar con la venda puesta y no reducirse a bascular entre "el letargo y la queja", esta última empecinadamente persistente a la vista de los recortes paulatinos de derechos sociales como la educación o sanidad públicas: Así, la lucha ("por fin" dice A. M. Molina insinuando de facto que el 15-M y un gestor tecnocrático de la derecha económica pronunciaran el mismo discurso) contra el despilfarro anterior y por la austeridad, contra el agujero de déficit (¿generado por quiénes?, ¿esos sectores antes mencionados?) se tornará al fin en realidad -en manos de los poderes económicos que se han encaramado al poder para el "cambio" de manera casi absoluta-, con el tan ansiado adelgazamiento del Estado en la parte de su estructura que tiene que ver con el Estado de bienestar, que como es "aprovechado" corruptamente por un porcentaje de la población a la que no es posible perseguir por anomia institucional del propio sistema por ejemplo judicial (pues si no se le encausa e inhabilita como al juez Garzón), mejor hacer desaparecer ("muerto el perro, muerta la rabia"), exceptuando la Policía -nacional of course- y el Ejército: Un Estado sin más "presencia" que la de ver crecer sin resistencia pero "garantizando el orden público" las diferencias sociales, con personas excluidas cada vez más del sistema -por una suerte de darwinismo social- al no poder pagarse no solo la vivienda o el transporte, siquiera su salud o educación, sectores estos ya entonces en manos de los ansiosos negociantes de esas dos jugosas necesidades básicas, y debiendo acudir a los servicios asistenciales que tengan a bien crear las fundaciones empresariales (por eso de la imagen de responsabilidad corporativa) o de caridad (por eso de dejar un cometido a la Iglesia para contrarrestar su perfil parasitario).

A.M. Molina en Colonia en septiembre de 2011


Todo esto es para observar sin ánimo de polemizar en lo que se refiere a su condición de buen escritor, una cierta deriva cansina de A. M. Molina (lo leo y sigo de cerca a través de su artículo semanal en El País), que al modo de los 'novetayochistas' se quejan del 'ser de España' vs. 'españoles que aman hacer' (un tema caro a la tertulia introspectiva del secular "intelectual" español que se duele de la consuetudinaria dejación de ciudadanos que no son ni justos ni benéficos como deseaba la llamada "Pepa" de la que se celebra este año su bicentenario), sin dar excesivos nombres y apellidos a las causas estructurales y de clase que generan esa también secular manera de 'querer solo ser' : Dar dos o tres ejemplos como el jaleamiento de la fiesta -durante una fiesta de colocados- por parte de Tierno Galván ¡hace casi tres décadas! (me parece una injusticia afearlo de esa manera tan expeditiva), una recepción con jamón gratis en la clausura de la Expo (con cada nueva estación de metro inaugurada por E. Aguirre hace bien poco se han servido toneladas de ese mismo jamón a los corifeos de tales actos de propaganda), junto a innominados casos de viajes a Nueva York para certámenes poéticos (podía al menos haber dicho los nombres para compensar, pues me consta que Camps fue asiduo a ellos con o sin trajes regalados), sin hacer una sola mención a por ejemplo los sueldos millonarios de los financieros o las estafas bancarias o chiringuitos empresariales fantasmas, etc. no dibuja una radiografía cirujana o al menos mas comprehensiva del problema: Hay que señalar quién gasta y en qué, suprimir y empapelar a los que lo malgastan y sobre todo no reelegirles –ni ser elegibles- cuando se sobrepasan en perjuicio de los servicios esenciales y del alumbramiento de un nuevo modelo productivo. Pero ya vemos, por el momento, a esos se les premia, pues como oí decir a alguien, “gracias a que Gallardón ha hecho lo que mucha gente quería (no lo que el interés general demandare), ahí lo tienes ascendido a ministro”. Si ese “compromiso” actual de penalizar el gasto de las Autonomías (recordémoslo, principales responsables en su mayor parte de ese desvío del déficit que solo el gobierno central saliente consiguió cumplir, pero al que acusan con cinismo de haber “arruinado” España), fuera algo más que un simple brindis al sol o una cortina de humo para prescribir delitos bien propios al igual que los recientes recortes a sueldos de directivos de Cajas en quiebra, ni el jurado que absolvió a Camps, ni la “gran consideración entre el electorado que tiene Gallardón” habrían impedido que tales personajes estuvieran entonces en la cárcel por el delito de endeudarnos por muchos años por mor de su vanidad y megalomanía.