sábado, 24 de mayo de 2014

España de Cañete y pandereta...y la cruzada contra el "bipartidismo"



Cañete "batiendo el cobre"...

...y probando pintxos sin caducar
Primero fue que el “tapado” Cañete no era anunciado como candidato hasta ya muy cerca del periodo electoral. Con patético supuesto misterio, Alfonso Alonso portavoz del PP en el Congreso, “tenía el honor” con risita sardónica de adelantar en sede parlamentaria la “primicia” de su candidatura, y en sesión informativa tras Consejo de Ministros, acompañaba a la vicepresidenta-para-todo, Sáenz de Santamaría, para anunciar ambos también entre risas esa misma buena nueva: Vamos, Parlamento y Gobierno, instituciones supuestamente por encima de siglas y pertenecientes a todos los ciudadanos, manejadas cual cortijo propio, cual carril bus exclusivo de E. Aguirre o cual la misma sede de Génova  por señoritos autosuficientes, capaces de violar toda la reglamentación que prohíbe la campaña fuera de periodo electoral, amén del uso de recursos institucionales.
Cañete admirado por la mujeres: Cospedal, Sáenz de Santamaría, Ana Mato...
Nuestro gran hombre de negocios con el tan productivo (y jugoso) servicio de  'bunkering' , o lo que es lo mismo, de desleal competencia (por incompatible licencia de tal negocio suyo para la Administración con su cargo de Ministro al servicio de ésta) con ese mismo servicio -este sí antipatriótico- prestado por el gobierno del Peñón, que en sus manos es poco menos que "piratería y un castigo intolerable al medio ambiente", estaba dispuesto nada menos que a dilapidar su gran capacidad de “batir el cobre”, “dejarse la vida”, y alguna hazaña más por España y los intereses del campo patrio “trayéndose millones de Bruselas” (esos que la UE ha repartido a anteriores gobiernos y a éste, en razón de la PAC, sin que hubiera que enviar a los Tercios de Flandes pero que ahora para las medallas es oportuno invocarnos con manejo de cifras siempre cocinables), renunciando a ello desde el Ministerio de Agricultura, que al parecer solo maneja intereses no superiores al 5% del PIB (y ¡ay! del Medio Ambiente de su Ley de Costas de amnistía del desaguisado urbanístico), para hacerlo en el futuro desde una presumida comisaría del Consejo Europeo.
Estaba yo dispuesto pues con una entrada en este blog a desahogar todo mi hartazgo con esa realidad de discurso de pandereta que se nos avecinaba antes de que tal periodo electoral se abriese, aunque solo fuese para gritar: “¡ese tipo de gente no nos representa a España!”, “¡no quiero que me identifiquen con algo así ni aquí ni fuera de mi país!”, para proclamar yo que esa huera campechanía que se le atribuía no es sino la típica bravuconería de tertuliano de bar, que por hablar más fuerte y socarronamente tirando de manual refranero, acalla cualquier tímido intento conversador para, en fin, contradecirlo desde la modesta tribuna pública que proporcionan las redes sociales por Internet, cuando…he aquí que Cañete soltó otra socarronería más de su contenido archivo machista al uso: la de la superioridad intelectual respecto a las mujeres.
Todo lo demás es ya muy conocido. Su tardanza en pedir perdón (cinco días esperando a “disponer de un medio suficientemente masivo –la Cope- para expresarlo”) y esa soberbia de confiar en que se “deshinchase” por sí sola esa “manipulación de los progresistas”. Este gobierno lleva más de dos años asistiendo con su rodillo de mayoría absoluta al deshinchamiento de todas las indignaciones sucesivas con sus recortes y “reformas” de la legislación, destruyendo derechos adquiridos, y ésta no sería más que una anécdota dentro del montón que se apaciguaría por sí sola
Para cuando alguien lea esto, las elecciones europeas ya se han celebrado. Lo más seguro es que el resultado sea tan repartido “como se esperaba”, “no tan malo para unos o incluso mejores para otros de lo previsto”, o “quedará demostrado” esto o aquello (entre otras cosas, que no ha afectado tanto esa polémica sobre el machismo como 'pretendían' esos ‘progresistas’ de “la Valenciano”), y en fin que los “partidos pequeños” “tenían razón” al decir que PP y PSOE “son lo mismo”

La Santa Cruzada de los "pequeños" contra el “bipartidismo” y …

Díez:  "Son lo mismo"
Valenciano y Rubalcaba
Sobre esto último, si los viejos fundadores de lo que ahora se menosprecia con el uso peyorativo del término socialdemocracia levantaran la cabeza, oyendo hablar una y otra vez y sin rubor así, como campeones de una cruzada contra el maléfico “bipartidismo”, a estos aspirantes a saldar cuentas personales con sus antiguos dirigentes en el caso de Rosa Díez o a competidores históricamente desde el estalinismo con la corriente socialista al modo ortodoxo que lo hace Cayo Lara,  tendrían entonces que preguntarles cómo diantres los cimientos del estado del bienestar amenazados ahora no encuentran más oposición realista contra su demolición que invocando precisamente esos mismos principios y orígenes de las organizaciones socialdemócratas…¿O es que habrá que felicitarse de la ruptura al fin del demonizado bipartidismo para que así fuerzas como el UKIP, el FN francés, los seguidores de Willer en Holanda,… tengan su "justa" representación como canalizadores del descontento...? La letanía del “son lo mismo”, tan cara por otra parte a los que por corrección política y estupenda “equidistancia”, o peor, por el triste imperio en la actualidad del pensamiento light con que evitarnos la incomodidad de una posible etiqueta con la que se nos amenaza al menor balbuceo de afinidades que uno libremente exprese, tiene una música idéntica en versión especular a la de la rezada (nunca mejor dicho procedente de los devotos de Frascuelo y de María al modo de la poesía de Machado) por la derecha carpetovetónica y de sacristía de toda la vida, al igualar en su discurso a la izquierda con cualquier versión malencarada o violenta que surja de sectores incontrolados de la sociedad civil. Es una irresponsabilidad que atenta contra la sana competencia política recurrir al socorrido relato de la “mismidad” de los otros por obtener un pírrico rédito de votos adicionales, al precio de expandir el escepticismo o el desconocimiento de las reales diferencias, a no ser que sin confesarlo se predique que la ignorancia sea útil a sus fines.
Martin Schulz candidato socialista a presidir la Comisión Europea
Los resultados de estas elecciones, en los porcentajes que finalmente hayan tenido lugar
permitiendo apenas un cambio de tercio de mayoría, hasta ahora en las manos coservadoras  protagonistas de la fracasada política de austeridad de la “troika”, y que confirmando previsiones suponen una entrada en liza de esas otras “alternativas” populistas con las consecuencias de atomización correspondientes, nos hablan de que dejando al Parlamento Europeo con un espectro del resultado en escaños en precario en lo que se refiere a poder defender lo que la socialdemocracia pueda representar aún en Europa, y que sigo entendiendo que es un activo a defender con denuedo conforme al espíritu y la letra de pensadores y sociólogos como Tony Judt, se hace difícil que puedan ser favorecidos precisamente los principios y objetivos que esos antecesores de la actual socialdemocracia pudieron dejar como herencia en forma de derechos propios del llamado 'estado del bienestar', en las antípodas de todo lo que representa el discurso de charanga y pandereta de nuestra derecha más tradicional.

domingo, 12 de enero de 2014

'Inside Llewyn Davis' y “Todo Boyero”



Hablar de esta película de los hermanos Coen   en  "A propósito de Llewyn Davis" es hablar de un personaje que no existió pero que puede ser réplica de otro músico Dave Van Ronk que fuera compañero y después productor de grandes artistas,  y como tal “toda  una institución para las generaciones de músicos” de los años sesenta que pasaron por el célebre barrio Greenwich Village de Nueva York, Bob Dylan y Joni Mitchell entre otros, metáfora del  perdedor que deja finalmente paso a otros folk singers que como los citados despuntarían ya definitivamente, encontrando al fin su momento, el que se le hurta aún al ‘loser’ protagonista de la historia.

Pero también es hablar ¡ay! del modo en que la crítica “divina” trata toda obra de directores consagrados que bajan al ruedo de las “películas sencillas” o con pretensiones menos espectaculares. Esto viene a cuento de la crítica que sobre esta película escuché de Carlos Boyero en El País TV,  ese autoerigido demiurgo, pese a sus engoladas protestas en contrario relativas a su “soy una persona normal” o “genuina” (sic), expresiones soberbias donde las haya, la primera por replicar con mohín de falsa modestia contra la presupuesta exaltación que se le deba o esté acostumbrado a escuchar, la segunda por retirar de golpe toda discrepancia por “fatua” o no consistente por “inauténtica”.

Desde hace algún tiempo en los programas de  Carles Francino (ahora en La Ventana de la SER de las tardes del viernes), ese mayestático “Todo Boyero” como se titula la sección, ya se nos propone de entrada circunscribirnos a su Persona –así con mayúscula-, más que a la crítica buena o mala que pueda elaborar de las películas que presumiblemente son el objeto de la admiración de sus fan. Estos en sus llamadas telefónicas parecerían dispuestos a reforzar su ego con preguntas tales como “quisiera saber qué le parece a C.B. esa película que a mí me gustó tanto” como buscando un ‘placet’ suplementario al gusto o disfrute que pudo tener con la misma, no fuera que se le hubiera escapado algo que al iluminado y genuino C.B. no, gracias a sus especiales cualidades de genuinidad.

Pero es el caso que, o bien los achaques de la edad (por utilizar una expresión a la que recurre mucho él mismo), o bien el agotamiento de un retórico abuso de mucha legítima dosis de provocación (papel que desempeñó durante largos años en el diario “El Mundo”, al alimón con la supuesta heterodoxia, en realidad refugio  variopinto de muchos anarco-derechistas de todo pelaje, asfixiante medio del que en justo reconocimiento debió tener que huir como el humorista Forges), hacen que como vino a insinuar el escritor  Javier Marías sin citarlo expresamente en su sección semanal del EP, sus “críticas” versen básicamente en si le “removió las entrañas”, le “arrancó alguna emoción”, si le “importaba algo lo que le contaban”,  si tal como lo hacían “lo dejaban indiferente”, si… Si se le añade además ese popular aderezo sobre la independencia ni casamiento con nadie, particularmente con el cine español o supuestamente intocables “vacas sagradas” del mismo, se tiene ya entonces a medio auditorio ganado.

El subjetivismo como brújula suprema de referencia, como categoría de idoneidad del comentario crítico esbozado, de la auténtica verdad a tener en consideración. Todo lo demás serían pedantes esfuerzos de objetivación propias de aspirantes a ensayista fieles a modas valorativas o peor aún, a simples y vacuos recursos a terminologías en alza en cada época: De ahí sus persistentes campañas contra molinos imaginados, como el de la “visión progresista”, “el cine iraní”, la banalidad del uso de “buenismo”, “epifanía”, y otros signos (cielo santo) de la decadencia del acto “responsable” del ejercicio de comentar, que no debe contar más que con decir “de verdad”, lo que verdaderamente “se siente”: ¿Tan largo recorrido en la historia del pensar, para llegar a esa barata tautología de negar al lector la información que realmente tiene este hurtado conocer si no es duplicándole su esfuerzo, cual es que le hablen de los objetivos del director en esta película, los antecedentes, el mecanismo de su puesta en escena y guión, o la resolución estructural de una historia, todo ello claro está sin reventárnosla pero no reduciéndose a si al crítico le emocionó o no?

Porque claro, le emocionan a C.B. “absolutamente” películas como la larguísima, lloricona y previsible "La vida de Adèle", y otras que no recuerdo ahora, que desde dicha subjetividad radical le “puedan haber llegado muy hondo”, pero a la vista de esta y otras super-emociones y desencantos experimentados, uno llega a la conclusión de que más vale ir a verlas, eso sí dejando a un lado dichas radicales exaltaciones o diatribas, tanto da, no sea que las decepciones o sorpresas sean mayúsculas. Si se quiere disfrutar con ese contraste de pareceres subjetivos, adelante, pero que luego no nos resintamos del vaciado impune de nuestros bolsillos... Buscar la información que se reclama del crítico presumiblemente especializado que trabaje duro con su labor, no es ponerse a la cola a que alguien nos diga qué le pareció, desde la privilegiada atalaya con que ahora cuenta en EP dentro de la rigurosa jerarquía de críticos, hasta el punto de ser quien una y otra vez, ya sea en Cannes, ya en Venecia, pueda ser el enviado especial destinado a quejarse de lo que se aburre soberanamente ahora en ellos, y a ejercer de cascarrabias sobre el cine de ayer y de ahora, salvo ¡ay menos mal! “honrosas excepciones”.

Carles Francino en "Todo Boyero"
Y volviendo a ‘Inside Llewyn Davis’ no podré ejercer de crítico pues del cine solo soy un espectador, pero al desafuero de calificar C.B. a esta película de solo con “destellos”, alguna atmósfera ”inquietante”, un personaje por el que no puede tener “interés” (sic) por caerle “antipático” y del que no le importa pues nada, debo contraponer que con medido misticismo y humilde factura, los hermanos Coen retratan sí una atmósfera, no solo sus destellos, pero también un personaje que resulta creíble y como razonablemente real, sin grandes alharacas y efectos especiales musicales, es cierto, pero que entretiene e incluso hace sonreír, como con la anécdota del gato. Que no se “emocione” nuestro crítico estrella, no debiera esta vez sí –y todas las demás veces tampoco- importarnos un bledo: No se trata al acudir a la crítica con que nos topemos casi siempre con el mínimo esfuerzo de “análisis” cual es reunir las palabras adecuadas con que resumir la fibra sensible que le haya afectado en lugar de la más o menos elaborada reseña cinematográfica que en justo derecho es lo que buscamos los que indagamos en la sección experta de cine: Presumiblemente debiera hablar ésta de las películas, no de esa interacción subjetiva con las mismas por muy Gran Líder de la Crítica Independiente ni por más que "sin pelos en la lengua" (me recuerda a los reality shows...) pase a regalar los oídos de la audiencia también en este frente con esa cosa tan “rompedora” como es desfacer gustos y supuestos mitos con solo expresar los suyos propios: Un seguimiento así no sería más que papanatismo.