martes, 5 de mayo de 2015

Exageración y retórica recurrente en el discurso del cambio en la competencia electoral

No ha mucho tiempo, en una jornada preparatoria como las que se organizan en estas fechas y hasta octubre desde la AMP (Asociación Mundial de Psicoanálisis), una participante me entrevistaba [*ver abajo], y yo desgrané con el pretexto de observar las diferencias simbólicas entre el movimiento del 15-M y los estudiantiles de los años 70, el rosario de lemas (recordemos « políticos : somos vuestros jefes y os estamos haciendo un ERE », o ese otro de « democracia, me gustas porque estás como ausente », etc) que brotaban de dicho espíritu como letras de una canción para la superación con mimbres nuevos de una crisis: la que en uno de dichos lemas que ha rescatado Miquel Bassols en su texto « Momentos de crisis » para las jornadas de este año se calificaba como de una estafa: Este lema (“esta crisis es una estafa”) « se ha ido instalando cada vez más como una interpretación individual de lo que se imponía como un malestar en el orden social producto de la llamada crisis del sistema financiero ». Lo que en otro tiempo se formulaba como jalones para un cambio inherente a los procesos de reorganización social, con este lema M. Bassols observa un « desplazamiento del diagnóstico en términos de delito, fraude y engaño ». Y desarrolla esta reformulación simbólica en lo que se refiere a todo el sistema del goce, del Otro goce.
Miquel Bassols, psicoanalista
Por otro lado dice Gil Caroz en otro documento para las jornadas, « el significante ‘crisis’ remite etimológicamente a un momento crítico donde las cosas basculan, así como a un juicio en torno a una decisión que hay que tomar ». Tiene mucha relación con el tiempo, y si Anna Arendt la coloca en el punto de encuentro entre el pasado y el futuro, lo que se presenta como tal ahora es la precipitación de acontecimientos, que no es -sigo citando a Gil Caroz- « una simple aceleración sobre la línea del tiempo » pues las nuevas tecnologías producen una especie de contracción del mismo (« Skype o Facebook abolen distancias y la duración se reduce a la inmediatez »), sino un nuevo imperativo que con humor resume en « corre o revienta », parafraseando el título de una conocida biografía y película  con El Lute de protagonista.
Y es en este aspecto en el que yo me quiero concentrar: Cuál es el discurso que como corolario en lo real de aquel espíritu del 15M se ha destilado -mayoría absoluta de la derecha mediante en las elecciones que siguieron a aquella Puerta del Sol-, pegado como al paño de Verónica tras el largo viacrucis de los tres años y medio de ese otro gran símbolo del duelo de la crisis cuales son los recortes. Mi intención es pues poner el énfasis en la volatilidad de ese discurso, de esa representación « nueva » de expresarse como “sujetos del cambio”.
Somos "la gente", no "la izquierda"
        La cruzada en favor de un presunto ‘fin de la historia’ mil veces llamada « bipartidista » en la política en España [el "son lo mismo" heredado de una Rosa Díez ahora caída en desgracia], no es escondida ya por sus protagonistas de Podemos (que en realidad pugnaban por debilitar una pata de ese supuesto ‘establishment’ bipartidista), o por esa otra gran « sorpresa » llamada Ciudadanos (haciendo la competencia a esa otra pata), como en realidad un impaciente pulso por postularse también para el poder por un atajo, que esquive procelosos caminos que incluya necesariamente la creación de equipos, maquinaria y finalmente « aparatos ». Y ello con un recurso infatigable en el discurso a la modernidad y juventud, al nuevo relato de la « participación » ciudadana con mimbres tales como la redes sociales y las plataformas de decisión que usan internet. Ese relato de lo « moderno » versus  lo « antiguo », esa puja en la apuesta por dejar atrás, y destruyéndolas si cabe (sin reparar en lo grave de ese daño colateral), organizaciones tradicionales que pudieron en largos años pasados de andadura haberse forjado en la conquista de libertades y derechos para la ciudadanía y los trabajadores, no deja de ser curioso ese relato –digo- como materia de estudio del nuevo lenguaje político que parecería ser necesario estructurar para hacerse oír y solicitar el voto, con gran improvisación dadas las prisas -y sin embargo buen resultado en el momento inmediato- pues las convocatorias electorales apremian, y unas se suceden a otras sin solución de continuidad en este año.
Foto tomada de "El confidencial"
Para entender cómo es posible que términos como « derecha » e « izquierda » de gran socorro simbólico por el útil acerbo de referencias históricas y de ideario que proporcionan desde su implantación en la Francia posilustrada,  sean cansinamente demonizados como inservibles y cosa del pasado por actores presuntamente líderes del cambio ‘anticapitalista’ en el caso de Podemos, o de la regresión recentralizadora –esa sí entonces incorruptible- de una gran Administración estatal con todas las competencias en el caso de Ciudadanos, el recurso a un patriotismo de manual en asuntos que tengan que ver con Europa y cultivando el espejismo de la transversalidad, por citar solo algunos ejemplos de desdibujados ejes programáticos que han explicitado, tendríamos que recurrir a la alquimia de la politología, a la fascinación por las encuestas, y al marketing electoral al que son sometidas ahora muchas de las decisiones de campaña con el objetivo de una pura y simple obtención de votos a toda costa pero eso sí, sin el desgaste de una práctica de gobierno por presunto respeto de las esencias asamblearias o de algún llamado 'comité interno de integridad programática' o similar  según los casos.
La izquierda "tradicional": objetivo a batir desde todos lados... 

No es casual que esos nuevos actores de la política que han entrado a jugar en la escena con gran arrobo (y apoyo mediático según cadenas) como responsables del « terremoto » (léase elecciones andaluzas, y ahora las municipales) mil veces calificado así por sus locutores o voceros, procedan en muy importante parte del profesorado de Sociología, Consultoras o directamente Escuelas de Negocios, en algunos casos habiendo trabajado para otros países (ahora retirándose para “volar” mejor como “intelectuales” -sic), o como conferenciantes bien pagados por dichas escuelas exponiendo las distintas ocurrencias de política económica y de creación de empleo que en sus ‘brain storming’ se idean, y en casi todos los casos, curtidos en tertulias varias y con maquillajes al gusto mediático. Merece la pena a este respecto escuchar a Owen Jones, socialista británico, escritor y columnista de The Guardian (‘chacal rebuznante’ según Fox News), su alerta del gran triunfalismo del 'establishment' en su amenaza a la democracia desde arriba creyendo haber derrotado al enemigo por sus victorias parciales en esa cruzada de descrédito de la socialdemocracia, que encuentra tantos sorprendentes aliados (como en el reciente ataque a los sindicatos de clase por parte de A. Rivera el pasado 1º de mayo). La pasokificación del laborismo, si éste atacase al modo que sucedió en Grecia a su propia base, está en el objetivo deseado de toda derecha europea, por más que alternativas radicales surjan como señuelos de derivación de los sentimientos de cambio, en el fondo menos amenazantes para sus intereses en el medio plazo.
Desde esa atalaya, sin estructura de base previa anclada en organizaciones territoriales históricas o de base ciudadana al modo del citado Labour Party o en general de la socialdemocracia europea, nuevos líderes han emergido como la espuma con el estandarte de un discurso « nuevo » que supere  « viejas » confrontaciones derecha vs. izquierda como reclamo (casta vs. gente, Estado Federal y débil/dilapidador vs Centralizado y fuerte/eficiente,...)  La caducidad de un planteamiento así -harto reduccionista y simplificador- tan pronto se roza el ejercicio del poder (que v.gr. se ha eludido de un modo pueril para "no contaminarse" en el caso de la negativa a abstenerse en la investidura de Susana Díaz en Andalucía para que pueda formar gobierno, y a lo que asistiremos en la formación de ayuntamientos y gobiernos autónomos ahora, con ¡ay! su (in)definición además en lo que a cuestiones nacionales se refiere), su debilidad -insisto- como único argumento para la competición, es aprovechado claro está por quienes aún en el poder cuentan con ese otro gran reclamo del discurso conservador de no aventurarse a cambio alguno, contrarrestando así de un solo disparo a sus dos letales enemigos a batir: a esa base social que obraría como supuesto soporte de la tozuda « izquierda » que siempre rebrota pese al discurso de sus enterradores, y a sus representaciones políticas « viejas »  (y de paso también a las  « nuevas ») que obran en el escenario electoral.
Seriedad y risas bufas de la derecha, esta sí una 'casta-pata-negra' [foto feb-2015]
El ideal reunido como oportunidad imaginaria de la crisis en los conceptos de prosecución de una mayor justicia social y de una también mayor pureza democrática, y no lucha de clases al fin y al cabo, es captado como eje de ilusión de cambio por parte de todos los actores políticos, tanto nuevos como de la llamada ‘casta’, pero desdibujarse así incluso quienes aspiran a ser sustitutos de ésta, tiene esas servidumbres: Alumbrar la esperanza con palabras que aludan a la rápida transformación por intermedio de un cambio con personas nuevas en el poder, no de los sujetos o de las organizaciones (esas sí « viejas ») que hagan posible esa transformación, estas sí también, una vieja herramienta de la construcción de esa esperanza. Y ello claro tiene sus inconvenientes en la falsa verosimilitud presente de las expectativas creadas y en el desencanto que le suceda inmediatamente después. Pero esa ya es otra historia: Lo primero es llegar al poder y luego…ya se verá.

        La historia puede necesitar que se transiten caminos de novedades viejas con nombres nuevos cuando los poderes reales (esos que englobamos como fácticos en el orden de lo financiero, de lo confesional con sus jerarquías, de lo « económico » con sus lobbies y en su caso de lo directamente represivo con los instrumentos de un derecho amordazado o de la fuerza), articulen desmontar derechos « viejos » con también señuelos  « nuevos »…

*[Artículo leído de Olga Álvarez y Entrevista, en enero de 2012:]
EN TORNO A LAS DIFERENCIAS SIMBÓLICAS ENTRE EL MOVIMIENTO DEL 15-M Y LOS ESTUDIANTILES DE LOS AÑOS 70               Buenos días. Estoy muy agradecida por haberme invitado a este espacio en torno al próximo Congreso de la AMP…La pregunta que se me sugirió sobre las diferencias simbólicas entre el movimiento del 15-M y los de los años 70 me pareció muy atractiva pues como a todos este movimiento despierta  una serie de interrogantes y reflexiones que suponen todo un reto abordar.
             La manera en que voy a presentar esta pregunta es a modo de guiones para ser discutidos o /pensados y también a través de una conversación con mi pareja:
 1.- En primer lugar pienso que el 15M es la expresión de un malestar que deviene en indignación, y su reto era y a lo mejor es, transformar esta indignación en una acción política en base a su condición de movimientos de masas imparable.
Pasados ya tres años de profunda crisis, surgió la plataforma “Democracia real ya” que es la manifestación del deseo de intervenir en el devenir del orden existente, y cuyo principal eje es que la política no esté determinada por los mercados y junto a ello  la regeneración democrática del sistema político, y la defensa de una política social esto último en un marco donde las desigualdades han aumentado de manera exponencial en forma incluso de amenaza de fractura social irresoluble. En el combate entre  el poder económico y político, el económico siempre tuvo las de ganar pero en el transcurso de esta crisis la sumisión de la política ha sido tan flagrante que hoy día se hace difícil considerar a ésta  un contrapeso que vele por el interés general.
2.- Una cuestión que también había estado  en las conversaciones  era el porqué de esa supuesta  pasividad o “falta de rebeldía” por parte de la gente joven,  si al parecer de ese 20% del paro, el 43%  afecta  a esta generación.
3.- Para seguir pensando sobre los cambios simbólicos entre este movimiento y los de los años del franquismo me ha llamado la atención el hecho de que la marcha de los indignados de Barcelona del 19-J, una de las más grandes de la historia de esta ciudad, terminara con una de las canciones de la resistencia contra la dictadura, ‘L´estaca’ de Lluis Llach, estableciendo quizás una continuidad entre los que luchamos entonces para establecer una democracia y los que luchan ahora para mejorarla sustancialmente conforme a la idea de  que la que tenemos está lejos de lo que la población desea y se merece.


4.- Para seguir buscando estas diferencias y semejanzas entre estos dos movimientos.  trasladé esta pregunta  a mi pareja. Resumo su respuesta (aunque esto es un decir pues le gusta mucho hablar ;-) en lo que se refiere a las DIFERENCIAS:

          

RESPUESTA1 DE F.: “En la movilización antifranquista  (de índole claramente política y con un objetivo bien claro de conquistar las libertades democráticas al modo de las que se disfrutaban en los demás países de nuestro entorno europeo), había partidos en la clandestinidad, otros operando ya de forma más o menos tolerada,   había pues dirección política, objetivos, organizaciones, por más que los recorridos de lucha fueran reconduciéndose sobre la marcha y al albur de la espontaneidad de lo que llamábamos el “movimiento de masas”. Éstas debían (debíamos) TOMAR LA CALLE, en sobresaltados y breves acciones de comando en muchas ocasiones, y aunque a su alrededor se desenvolvían movimientos contraculturales, ácratas, “situacionistas”, asamblearios, etc., cumplían un papel de enseña hacia la utopía final a preparar primeramente trayendo los más prosaicos derechos sociales y políticos que el franquismo nos hurtaba. No se trataba pues de TOMAR LA PLAZA, lugar que para ser ágora debiera tener previamente reconocido su derecho de ocupación pública por sus ciudadanos O CONTAR CON LAS POSIBILIDADES DE COMUNICACIÓN 2.0 QUE PROPORCIONAN LAS ACTUALES REDES SOCIALES. Había además poco lugar para la batalla con las palabras. Lo había sobre todo para la acción “contra la opresión”, y quedaban fuera, o solo como señuelo de transformación total conforme al ideario del mayo del 68 o la filosofía hippie, todo debate sobre la vida cotidiana, la autoridad paterna o las costumbres, por más que ese fuera el móvil de fondo de los jóvenes incluso en nombre de las llamadas “reivindicaciones obreras” y “democráticas”. A través del acopio de eslóganes que ha reunido la Puerta del Sol, podría trazarse un paralelismo con las DIFERENCIAS. Si tienes tiempo para ello, te lo “resumo” también ja, ja, ja”

 [Qué imponentes frases de revolución total se escribieron a la par en aquella época: “Persigamos lo imposible” fue una de ellas cuando, mientras, se cocinaban las reformas políticas de la Transición. El 15-M ha traído sí  pancartas con hermosas utopías ("Mis sueños no caben en tus urnas"), pero sus frases más reproducidas han sido del estilo de "Rebeldes sin casa", "Me sobra mes a final de sueldo", "¡Tengo una carrera y como mortadela!",… ¿Quita o añade ‘glamour’ al objetivo puesto en marcha por este movimiento, ese vivo protagonismo dado a lo material, contra lo que se ha calificado “mas que una crisis, una estafa"? No es lo relevante, pues solo podemos que reconocer que no podía ser menos: está el trasfondo de unas escalofriantes cifras de paro, al menos no soportables al modo que se soportaban en el pasado…]
5.- A mi entender, al 15-M lo caracteriza el ser un genuino Movimiento de masas, su pérdida del miedo, su ruptura del aislamiento y a que [esto quizás lo diferencie del movimiento estudiantil de los 70], en el  15-M, el modelo reivindicado sea en exclusiva  el asambleario, con mención expresa al rechazo del aparato y funcionamiento propio de los partidos. Ahondando en esto último creo que brilla por su ausencia la capacidad de dar sentido político a es el malestar  cotidiano del que hablábamos.


Trasladé esta reflexión en forma de interrogación a mi pareja sobre lo que le sugería, y esta fue su respuesta abreviada jajajaja, esta vez destacando precisamente sus SEMEJANZAS:


RESPUESTA2 DE F.:  La autoorganización demostrada por el 15-M, las pruebas de perseverancia pacifista conseguida pese a las excepciones que han producido esos ríos de hipócrita tinta y radio en torno al “desencanto” producido por los acontecimientos ante el Parlamento catalán (que recordémoslo, iba a aprobar drásticos recortes sociales), y ahora las fases de movilización en manifestaciones de corte clásico como el 16-J, en una dirección que RETORNA DE LA PLAZA A LA CALLE, y cómo no a la “huelga general” que todo clásico partido radical al uso ha ansiado siempre, eso sí sin padrinazgo sindical (otra vez  esa aprensiva desvinculación a toda contaminación con las organizaciones regladas de la democracia representativa), dan pruebas de una fortaleza del movimiento al que no se le puede “exigir” una diáfana continuidad buenista en el tiempo al modo como desearía ser visto por el llamado elemento noble de la ciudadanía que no quisiera que trascendiera más que como “aldabonazo a las conciencias” (detenido en el benévolo eslogan  "Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir"), pues del menos noble solo cabe esperar la cínica proclamación de su acuerdo con su “indignación” para acto seguido calificar las acciones de sus protagonistas –concentraciones frente a la toma de posesión de los alcaldes incluidas- como de totalitarias.
6.- Otra pregunta que me viene a la cabeza (por haberlo oído en alguna mesa del II Foro sobre las servidumbres voluntarias) y que la dejo para el debate en la sala es sobre la manera  en que opera, si es que lo hace, el superyo colectivo. ¿Hay un sentimiento de culpa por no haber respondido antes, por refugiarse en una soledad paralizante, por no pasar a la acción, por aguantar los embates del mercado (contratos basura, generación ni-ni,..)?
Una de las respuestas que se me ocurren la proporciona el hecho de estar todos inmersos en una época –digamos que de capitalismo avanzado- en donde no se nos invita a no renunciar a nada. Todo lo contrario, se nos invita a gozar más y más.

Como dice Carmen Cuñat  en “Las adicciones del Yo”  El yo del sujeto contemporáneo es el yo de la adicción. El yo actual parece haberse convertido en un siervo ya no sufriente sino complaciente de ese imperativo superyoico, del ello y por supuesto de sí mismo.

En mi opinión los componentes de 15M al dejar de estar aislados, sufriendo/gozando en sus casas, y se muestran al contrario como sujetos no adictivos (que por ejemplo utilizan la red Internet como herramienta para la movilización, que establecen limitaciones como la  del alcohol en las plazas y unas normas de limpieza,…), que además quieren dejar de gozar de la condición de víctimas.


7.- Otra preguntas que me hago se refieren a la posición subjetiva del sujeto por así decirlo, del 15M, de si en este momento en que no hay relevantes creencias, cómo se intenta completar la falta y si ya no hay que hacerse querer por el Otro…