« Nuestro ánimo se inclina a confiar en aquellos a
quienes no conocemos por esta razón : todavía no nos han
traicionado »
Samuel Johnson (o simplemente Dr. Jonhson)
Conocí al ¿ensayista? Samuel Johnson (1709-1784) tras leer un delicioso libro de la siciliana
Simonetta Agnello afincada en Londres titulado así « Mi Londres »,
para lo que tiró (a fe mía que acertadamente) de la agudeza y profundidad de
observación de aquél para glosar aspectos de la vida cotidiana de la ciudad y
de sus habitantes. Sin alcanzar vale la erudición y sapiencia insuperables del
gran Montaigne algún siglo atrás, pero con idéntica capacidad para ver
desinhibidamente la realidad que se esconde tras cada apariencia o pequeños
datos elementales que se nos muestran casi ocultos a cada paso en la vida.
Es el caso que tal crítico literario me viene a la mente
cuando observo el zig-zag tan persistestemente rutinario que se transita en las
convocatorias electorales en Francia, en las que como si de boutades se tratase, se elige a uno o al contrario siendo a
su vez el mismo, pero con la encendida convicción de haber optado
apasionadamente por lo acertado para ese momento, pero inmediatamente
demonizado en el siguiente, sin esperar apenas a que la segunda reflexión del
Dr. Johnson haya podido expresarse pues ya antes de que las esperanzas hayan
sido defraudadas, ya está (estará) el nuevo gobierno haciendo exactamente todo lo que no
había sido dicho.
No cabe duda que hay infinidad de aspectos de la legislación
laboral o social y claro está de la propia administración francesa, que
necesitan acomodo en el nuevo siglo y sus escenarios también nuevos de la era
digital, por no hablar de la competitividad creciente de las economías
asiáticas, etc. que requieren voluntad política profunda y grandes dosis de
esfuerzo de Estado por hacerles frente (la edad de jubilación debe ser entre
otros uno de los grandes tabús). Pero ese gran debate de las Reformas no se ha
dado con Hollande: pura y simplemente se han practicado las medidas que la
agenda urgente de la salida de la crisis (la financiera sobre todo) exigía para
una tranquilidad de los mercados y el PIB, lo que vale decir, dar la espalda en
esa ecuación a la prioridad del empleo y a la precariedad salarial en línea con
la política austericida dictada por Bruselas. Con una Francia desencantada (estado
que gusta airearse enseguida en los medios al menor atisbo de frustración por
ejemplo legislativa), los temas de la inmigración y el terrorismo tuvieron y
tienen ya su terreno abonado para ocupar las mentes con fertilidad asegurada. Y
claro ahí está Marine Lepen, y al decir de los que parecen saberlo bien (aunque
empiezo a dudar de tanta certeza) esos antiguos obreros que incluso fueron
militantes comunistas que se ven fuera del sistema tradicional en un mundo
nuevo que no reconocen como « francés ».
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Benoît Hamon 2017 |
Marine Le Pen sí, pero también los que renunciando a
recuperar la tradición reformadora de la socialdemocracia sin servidumbres con el neoliberalismo, se han propuesto que
ésta no pueda ser ya más un referente, « pasokizándolo » como en
Grecia si cabe como llegó a afirmar en un calentón el propio Jean-Luc Mélenchon,
eurodiputado y artífice al fin de este sorpasso del PSF tan pretendido desde tiempo atrás, colocándose en ese
encantador lugar de poder influir sin siquiera decidir por sí mismo (¡sic!) su voto en
la segunda vuelta contra el Frente Nacional.
Esa prioridad de adversario, que bien conocemos también en
España con Podemos, se nutre con mucha seguridad de la necesidad e ilusiones de
verdadero cambio: Han sido tantos los incumplimientos socialistas una vez
encaramados al poder, que ni siquiera un viento de autenticidad de izquierda
salido de un incontrovertible proceso democrático de votación de la
militancia, representado claro por
un desconocido (no podía ser de otra forma por más que fue Ministro de Educación con Valls) Benoît Hamon, que incluso contra
éste bien se han encargado en su
propaganda los abanderados de la novedad de estilo en objetivos y forma como el
citado Mélenchon, de vincularlo a los recuerdos más impresentables del reciente
neoliberalismo practicado por las coaliciones de facto de socialistas en los
gobiernos de Alemania y Holanda. Y en la propia Francia, desde su posición
dominante en el gobierno a través del primer ministro Valls. Con una práctica
de gobierno así, ni a la maledicencia tuvo que recurrir.
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Hamon 2013, Ministro de l'E.N. |
En España, nuestros analistas claro está ya han empezado a
verter ríos de tinta: Emmanuel Macron, la gran esperanza blanca… No cabe duda de que hay
que felicitarse de que el fantasma de la ultraderechización de Europa,
siguiendo los pasos de Trump y el Brexit se ha conjurado para alivio de todos
los demócratas. Es una prueba más de que el miedo deliberadamente perseguido
dando ventajas del 28-30 % a Lepen en las encuestas (luego ha sido un 21% real)
tiene un objetivo desmovilizador hacia la izquierda, volcando las energías en perseguir
el mal menor, primera vuelta incluida, lo
que ha dado la victoria a Macron, un gestor (trabajó en la banca Rothschild) que no ha crecido sumergido en la
batalla política y que por su inexperiencia en esta importante arena (la
legislativa principalmente, pues en la de la opinión ya sabemos por el zig-zag
que comenté arriba que será desencantada más pronto que tarde) chocará en la primera
semana con todos los intereses habidos y por haber.
Para acabar me interesa comentar la influencia que este
resultado electoral tendrá (bueno ya ha tenido) en el debate de Primarias del
PSOE entre las candidaturas: Es curioso, ni el más cerril de los
pronosticadores podría no acertar en lo que era previsible dijeran los
representantes del oficialismo
(candidatura de Susana Díaz) y los de la unión de todas las
sensibilidades frente a la divisón etc
(candidatura de Patxi López) : Los primeros ya han dicho (Elena Valenciano y la
propia Susana, sí creanme, lo he oído por la radio): « Hay que girar más a
la derecha ¿no véis lo de Macron? » (aunque claro después de la abstención
a Rajoy ¿de qué extrañarse ?) y los segundos, pues qué van a decir, eso
que hemos oído siempre, que es malo el radicalismo y que los extremos se tocan.
Un profundo análisis ya se ve : Haciéndose amigos de Hamon vamos, tanto
que Zapatero con el resultado del 6-7% aún caliente se ha atrevido a vincular tal
resultado para el PSF con una crítica escuchada a aquél contra…¡el Euro! Como
si citar a esa metáfora monetaria de unas políticas del Banco Central Europeo,
sí ese que humilló a Grecia y a todo el sur europeo un día sí y el otro
también, fuera el más furibundo ataque a…¡Europa! Y claro de ahí a acusarlo de
« melenchonista » solo
hay un paso, el que recorren acusando a Pedro Sánchez de « podemista »…
Frente a
los que imaginan desdibujar la propia identidad socialista como forma de conjurar el
recuerdo de los electores contra aquellas etiquetas que trastornan a ojos de éstos la tradición socialdemócrata
por traiciones sufridas por ésta, no le cabe al PSF y también al PSOE, que
volver al terreno que fue el suyo y que nunca debieron abandonar: Ese anclaje consistente en terreno identificado y genuinamente de izquierda, es lo que
puede vincular la mirada al futuro de los electores con las herramientas de
organización que ya demostraron en su pasado el camino a seguir en pos del
estado de bienestar, en vale sí un tiempo nuevo que deberá ver
nacer a una nueva socialdemocracia que recupere los votos de aquéllos que
se fueron perdiendo en el camino.
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