miércoles, 8 de febrero de 2012

"El despertar" de Antonio Muñoz Molina

En mayo de 2011 Antonio Muñoz Molina escribía en El País un artículo titulado Hora de despertar
en el que tras denigrar a la ciudadanía en general (y a los economistas que no lo avisaban en particular) por haberse permitido tantos lujos en lo económico, y
esperanzado por el movimiento surgido el 15-M, concluía: “Lo más raro es que el espejismo haya durado tanto”.
Pues bien, a mi entender ese espejismo siguió durando, pues si no, cómo explicarse la reelección en sucesivas elecciones (las autonómicas-municipales y luego las generales del 20-N) de las figuras que se han destacado en tal o cual ámbito institucional en la generación u ocultación de la corrupción o en la alegría en la inversión en megaproyectos de retorno cero, o en la negativa a todo consenso de país por evitar la intervención a la griega con que se nos amenazaba –y que todo hay que decirlo, Zapatero evitó in extremis- vista la presión de los nuevos caciques del S-XXI (“los mercados” o sus agencias de ‘rating’), o en lo que al cambio del modelo productivo o la reforma educativa se refiere (el portazo justo al final del meticuloso proceso negociador del anterior ministro de Educación Gabilondo ha sido rigurosamente analizado ya como únicamente a causa de razones electorales y la presión de la Iglesia, pues hasta el adelanto del itinerario de EFP que ahora saca Wert se había ya acordado), o en la querencia (y vuelta a la incentivación) del ladrillo, o en la retrocesión de leyes que garantizan los derechos individuales de las personas, y un largo etcétera… Por lo que el "despertar forzoso al que al parecer al fin estamos llegando" en palabras de A. M. Molina me parece si no optimista, al menos sesgado al modo del tertuliano o diletante que recopila anecdotarios personales al servicio de agrias conclusiones muy bien contadas...

A la única conclusión que se ha llegado según el discurso oficial tras "la alternancia" es a que la crisis la ha ocasionado el Gasto Excesivo en... los pensionistas (pero reconociendo que menos gracias a las medidas de mayo de 2010 del entonces gobierno socialista, combatidas con uñas y dientes por la oposición del Rajoy del “no subiré los impuestos”… pero que siguen tozudamente yendo demasiado al médico y consumiendo muchas medicinas), en los dependientes (un "lujo" asistirles, ¡que lo hagan las mujeres de la familia como siempre!), en los parados (a los que hay que quitar subsidios ya que prefieren cobrar sin hacer nada a trabajar), en los trabajadores (que cobran demasiado o cuesta mucho despedir), y en los funcionarios (que se dedican a tomar café a media mañana), etc., ninguno de ellos eso sí, dedicados suficientemente a lo suyo, a "hacer aquello que saben", como diría A. M. Molina, es decir a trabajar y trabajar con la venda puesta y no reducirse a bascular entre "el letargo y la queja", esta última empecinadamente persistente a la vista de los recortes paulatinos de derechos sociales como la educación o sanidad públicas: Así, la lucha ("por fin" dice A. M. Molina insinuando de facto que el 15-M y un gestor tecnocrático de la derecha económica pronunciaran el mismo discurso) contra el despilfarro anterior y por la austeridad, contra el agujero de déficit (¿generado por quiénes?, ¿esos sectores antes mencionados?) se tornará al fin en realidad -en manos de los poderes económicos que se han encaramado al poder para el "cambio" de manera casi absoluta-, con el tan ansiado adelgazamiento del Estado en la parte de su estructura que tiene que ver con el Estado de bienestar, que como es "aprovechado" corruptamente por un porcentaje de la población a la que no es posible perseguir por anomia institucional del propio sistema por ejemplo judicial (pues si no se le encausa e inhabilita como al juez Garzón), mejor hacer desaparecer ("muerto el perro, muerta la rabia"), exceptuando la Policía -nacional of course- y el Ejército: Un Estado sin más "presencia" que la de ver crecer sin resistencia pero "garantizando el orden público" las diferencias sociales, con personas excluidas cada vez más del sistema -por una suerte de darwinismo social- al no poder pagarse no solo la vivienda o el transporte, siquiera su salud o educación, sectores estos ya entonces en manos de los ansiosos negociantes de esas dos jugosas necesidades básicas, y debiendo acudir a los servicios asistenciales que tengan a bien crear las fundaciones empresariales (por eso de la imagen de responsabilidad corporativa) o de caridad (por eso de dejar un cometido a la Iglesia para contrarrestar su perfil parasitario).

A.M. Molina en Colonia en septiembre de 2011


Todo esto es para observar sin ánimo de polemizar en lo que se refiere a su condición de buen escritor, una cierta deriva cansina de A. M. Molina (lo leo y sigo de cerca a través de su artículo semanal en El País), que al modo de los 'novetayochistas' se quejan del 'ser de España' vs. 'españoles que aman hacer' (un tema caro a la tertulia introspectiva del secular "intelectual" español que se duele de la consuetudinaria dejación de ciudadanos que no son ni justos ni benéficos como deseaba la llamada "Pepa" de la que se celebra este año su bicentenario), sin dar excesivos nombres y apellidos a las causas estructurales y de clase que generan esa también secular manera de 'querer solo ser' : Dar dos o tres ejemplos como el jaleamiento de la fiesta -durante una fiesta de colocados- por parte de Tierno Galván ¡hace casi tres décadas! (me parece una injusticia afearlo de esa manera tan expeditiva), una recepción con jamón gratis en la clausura de la Expo (con cada nueva estación de metro inaugurada por E. Aguirre hace bien poco se han servido toneladas de ese mismo jamón a los corifeos de tales actos de propaganda), junto a innominados casos de viajes a Nueva York para certámenes poéticos (podía al menos haber dicho los nombres para compensar, pues me consta que Camps fue asiduo a ellos con o sin trajes regalados), sin hacer una sola mención a por ejemplo los sueldos millonarios de los financieros o las estafas bancarias o chiringuitos empresariales fantasmas, etc. no dibuja una radiografía cirujana o al menos mas comprehensiva del problema: Hay que señalar quién gasta y en qué, suprimir y empapelar a los que lo malgastan y sobre todo no reelegirles –ni ser elegibles- cuando se sobrepasan en perjuicio de los servicios esenciales y del alumbramiento de un nuevo modelo productivo. Pero ya vemos, por el momento, a esos se les premia, pues como oí decir a alguien, “gracias a que Gallardón ha hecho lo que mucha gente quería (no lo que el interés general demandare), ahí lo tienes ascendido a ministro”. Si ese “compromiso” actual de penalizar el gasto de las Autonomías (recordémoslo, principales responsables en su mayor parte de ese desvío del déficit que solo el gobierno central saliente consiguió cumplir, pero al que acusan con cinismo de haber “arruinado” España), fuera algo más que un simple brindis al sol o una cortina de humo para prescribir delitos bien propios al igual que los recientes recortes a sueldos de directivos de Cajas en quiebra, ni el jurado que absolvió a Camps, ni la “gran consideración entre el electorado que tiene Gallardón” habrían impedido que tales personajes estuvieran entonces en la cárcel por el delito de endeudarnos por muchos años por mor de su vanidad y megalomanía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde luego con el buen resumen programático final que hace A.M.Molina me parece un poquito mezquino que se le haya escapado la cantinela esa de que "tan solo un poco enfermo no presentarse en urgencias". Pobres padres preocupados por qué le pasa a su hijo y tienen el ambulatorio cerrado o a mayor distancia que el propio Hospital que le dé todas las garantías...Con ejemplos así, cómo no acabar culpabilizándonos todos, dejando expedito el camino para que los poderosos tejan sus discursos de austeridad a expensas de los propios servicios públicos tan así "abusados"...