lunes, 24 de julio de 2017

"Su mejor historia" para "Dunkerque"


Dos películas bélicas con la traumática evacuación de soldados en Dunkerque de fondo durante esa fatídica semana última de mayo de 1940 ha querido ¿la casualidad? juntarlas temporalmente para su estreno en salas comerciales españolas: 'Their finest' ("Su mejor historia") de Lone Scherfig y 'Dunkirk' ("Dunkerque") de Christopher Nolan. La 1ª trata de la historia de cómo relatar la Historia (para elevar la moral patriótica) y la 2ª de cómo es la Historia misma desde la subjetividad de los afectados. 
De la 2ª se está hablando hasta la saciedad en la crítica de prensa, y con razón (comparto v.gr. la de diario.es*), porque es majestuosa en narración visual (¡ay! ¡ese mar de cascos sobre el espigón!), música (compuesta de los sonidos puros de motores, hélices o bombas -sin caer en la saciedad acostumbrada en el género), y en fin por conseguir que parezca "sencilla" pese a la aparatosa utilización de recursos que ha requerido sin duda su realización, con resultado sin embargo (a diferencia de la trilogía de Batman del mismo director) sobrio y nada ruidoso. Tierra, mar y aire: una semana, un día, una hora para cada uno de los medios han bastado para una sobrecogedora "poética" de la sinrazón, la de la guerra y sus soldados jóvenes que la protagonizan porque sus mayores la han querido... Incluso aunque como en este caso serán escupidos a su regreso porque no hicieron sino sobrevivir sin real pelea bélica, dada la nefasta "gestión" militar francesa y aliada, con la política británica aún enfrascada en dilemas alemanófilos entre sus élites, que incluso explican para algunos analistas la orden alemana de Alto para no cerrar del todo el "bolsón" de la playa que albergaba en espera de ser evacuados a todo el contingente de soldados. 



Que los cinco minutos finales traten de sellar con la hagiografía churchilliana al uso, con las frases en boca del comandante encarnado por el actor Kenneth Branagh y con la épica de colaboración de las embarcaciones civiles, las 
sospechosas claves que expliquen tamaño desastre militar, no hace sino explicar también por qué -al igual que con el espinoso asunto del colaboracionismo en la cuestión judía del cual ya se hace al menos tímidamente una revisión histórica que incluso Macron ha planteado en sede diplomática- se han corrido tupidos velos o silencios sobre avatares históricos que sin embargo no se aplican al publicitado desembarco de Normandía. Tuve yo por ejemplo que leer hace pocos años una novela "Expiación" de Ian McEwan para enterarme por el relato en su tercio medio, de tamaña y humillante encerrona militar con su resultado de inútil matanza de jóvenes. Pero esa es otra historia. 

Por ello quiero insistir en la 1ª de las películas citadas pues, aunque más desapercibida, concita y reúne  yo creo tal cantidad de emociones y una tal inteligente reflexión sobre el acto de la creación artística que no puedo por menos que glosar: la verdad real versus la deseada y por contar, la legitimidad del entretenimiento para la propaganda versus manipulación de sentimientos para  subir la moral patria, la ficción como medio para obtener un beneficio real,... La implicación americana en el conflicto europeo que se hizo de rogar hasta Pearl Harbour, fue incentivada desde la diplomacia sí, pero también desde los mensajes "humanos" destinados a la opinión pública y pacifista del otro lado del Atlántico. Y es aquí como en un juego de ficción dentro de la ficción (al modo de una muñeca rusa) la película aborda la historia en clave hollywoodense de cómo a su vez sus personajes realicen un relato, un guión cinematográfico en concreto, que obtenga precisamente esa complicidad hollywoodense en el establisment y  público norteamericanos a la par que en el británico, proporcionando así eficacia solidaria a la historia. 


La actriz Gemma Arterton en plena tarea de guionista
Y ¿cuál es esa historia?: Pues precisamente sí, la de una heroica aportación civil al rescate de soldados de Dunkerque ¡ay! ese desastre militar que presagiaba tan triste futuro como para minar cualquier moral de combate requerida. 

Actor Bill Nighy
Si además se trufa la historia con la del valor y lugar hurtado a la mujer en toda la cadena de decisiones o actos no digamos ya militares sino de acción en la retaguardia que no sea preparar alimentos y ropa, jornadas extenuantes en las fábricas de municiones o labores de enfermería (¡hay tanto que se les debe en esto, que no hay libros sobre la célebre enfermera Florence Nightingale suficientes que lo compensen!), el caudal de reflexiones adicionales que se añaden a esta injusticia de discriminación de género se acumulan en tal cantidad que no se para de atar cabos debatiendo sobre la película largo tiempo una vez finalizada. Recomendable ésta sin lugar a dudas para el espíritu -hasta el punto de arrancarte lágrimas al menor descuido- y la propia gimnasia intelectual, pero también para el impulso de las causas justas, la de que "ellas" -es duro reconocer que así estaba y está aún el patio machista- "también" son creativas. 


(*) 'Dunkerque', tres formas distintas de ver y oír la guerra de Christopher Nolan

No hay comentarios: